No cabe duda de que si un equipo cambia de entrenador faltando nueve jornadas para el final del campeonato, Getafes al margen, es que las cosas no le deben ir demasiado bien. Y no cabe duda tampoco de que Sergi Barjuán es un tipo valiente.
Que un técnico que, como él, empieza a hacerse un nombre en nuestro fútbol, apueste por un contrato de nueve jornadas en un equipo que está en descenso y que, de esas nueve semanas, gastará una en visitar el Nou Camp, otra el Bernabeu y otra Mestalla, además de recibir al Sevilla en casa en la penúltima jornada, significa que arrojo y ambición no le faltan.
Quienes acusaban a Alfonso de conformista, de ahorrativo y de falta de compromiso este año a la hora de hacer un equipo competitivo, han visto cómo el presidente no se ha rendido y ha querido dar un último revulsivo a una plantilla que, la verdad, para que vamos a engañarnos, el sábado dio imagen de haber entregado la cuchara.
Sin duda, con la llegada del nuevo técnico, la imagen será otra, aunque lo que no podemos saber ahora mismo es si la decisión ha llegado a tiempo.
La clasificación dice que sí, que el equipo está a cuatro puntos de la zona de salvación, que sería sólo uno si la FIFA devuelve al Almería lo que nunca debió quitarle, pero el ambiente bien sabéis los aficionados del club rojiblanco es de pesimismo y de ver el vaso no medio vacío, sino prácticamente sin gota de líquido.
Capítulo aparte merece lo de Miguel Rivera. Ayer lo tuvimos aquí, en la Entrevista del Día y la Tertulia del Minuto 92. Es hombre de club, prudente a la par que sincero, pero la realidad es que todo el mundo le apuntaba como el recambio hasta final de temporada y algo ha hecho que se tuerza ese camino. Y ese algo tiene nombre y apellidos dentro del vestuario rojiblanco.
Llega Sergi y lo hace con ilusión, experiencia y trabajo. Si es el hombre ideal o no para intentar un nuevo milagro lo sabremos en un par de meses y medio. De lo que no cabe duda es que él ha arriesgado, ha sido valiente porque sabe que se ha metido en un lío y que el presidente ha decidido luchar hasta que no le quede una gota de sangre en las venas.
Veremos cómo acaba todo. De momento, ilusiones nuevas.
