RadioBlog: Minuto 92

El Dépor-Atleti no es de alto riesgo

Cuando escuchas a un tipo que se dice a sí mismo seguidor de un club de fútbol asegurando que la violencia va a seguir existiendo, que a él no le gustan los seguidores del Dépor como a éstos no les gusta los del Atlético, que el aficionado gallego asesinado en Madrid Río sabía a lo que se exponía y que cuando él va a un partido es consciente de que es posible que nunca regrese, sinceramente a uno se le quitan las ganas de volver a un Estadio.

Enseguida se acuerda uno de que no todos los que acuden a nuestros campos son tan tarugos, tan animales y tan miserables como este espécimen, al que tuve el poco gusto de escuchar ayer en la radio. Porque además vivimos en un país en el que a estos individuos se les da bola, para su propio engrandecimiento.

Me acuerdo rápido de la afición del Almería, en la que si no el 100%, un porcentaje muy parecido son gente sana, que va al fútbol a divertirse, a animar a su equipo y a disfrutar del espectáculo. Y me alegro, porque en ese campo también estoy yo una vez cada quince días. Y no está la vida como para ir dejando huérfanos por ahí.

Pero hoy os voy a decir algo más: con ser sano, con ir cada uno a lo suyo sin meterse en problemas, con ser respetuoso, deportivo y educado ya no basta.

Y no basta porque estos sinvergüenzas, esta gentuza se ha apoderado de parte del fútbol, de parte del deporte. Y no basta con que el resto miremos para otro lado, vayamos a lo nuestro y les dejemos hacer.

Y sobre todo, no basta con que las autoridades pongan crespones negros después de cada muerto y luego se olviden y se relajen.

Este finde hay un Deportivo de La Coruña Atlético de Madrid. Y los señores que rigen nuestro fútbol, ésos que luego restan puntos al Almería por deberle cuatro pesetas a un equipo danés, en primera instancia tuvieron a bien no declarar de alto riesgo el encuentro en cuestión.

A estos lumbreras se les debía haber olvidado lo que pasó hace justo una vuelta, en la orilla del Manzanares. Seguramente les hacía falta un par de fiambres más, para refrescar la memoria. Afortunadamente, a las cinco horas de su ‘distracción’, rectificaron.

Lo dicho: con estarse quieto no basta. Para eso vale cualquiera.

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