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Del Bernabeu a Teruel

Ya pasó lo del Bernabeu. El Almería cumplió el expediente, pasó trámite y ya puede pensar en lo que verdaderamente importa, que a día de hoy y de ayer, es la visita del Celta el próximo lunes.

Es lo que tienen estas ligas tan competitivas, que empieza a haber demasiados partidos en los que no hay nada en juego, en los que se sabe el ganador y, es más, en los que los dos equipos se reparten los papeles para no desgastarse mucho.

Y mientras los de Sergi regresan satisfechos tras haber causado una buena imagen en la Castellana, conformándose con no haber hecho ‘un Granada’, que ya es mucho conseguir, en dirección inversa se nos va Unicaja, un equipo almeriense que este fin de semana puede conseguir, va a conseguir su décima liga española.

Es fácil decirlo, estamos tan acostumbrados a que Unicaja gane o juegue finales, que nos parece hasta normal. Es lo mismo que ha pasado en el tenis español con Rafa Nadal, en el golf con Seve Ballesteros, en los coches con Fernando Alonso, en las bicis con Induráin o en las motos con tantos y tantos, empezando por Ángel Niego.

Todos nos han engañado, porque la realidad es que no era nada fácil. Como no es fácil que, año tras año, temporada tras temporada, Almería tenga al mejor o a uno de los mejores equipos de España en voley.

Tampoco quiero profundizar mucho en el feo incidente que se vivió en el Moisés Ruiz el sábado, a la conclusión del primer partido de la final, del primer triunfo de Unicaja. Más de uno perdió los papeles, más de uno no supo estar y eso no debe repetirse.

En esto del deporte, son los profesionales los que han de poner las cosas en su sitio, aplacar los ánimos, destensar las situaciones y recordar a los que están en la grada que esto es una fiesta y no un duelo.

Los partidos de Teruel, el tercero y el cuarto de la eliminatoria, de los cuales esperemos que sólo se juegue el primero de ellos, se plantean muy calientes. En Teruel están quemados con Almería. Alguien allí debería tener la suficiente calma como para trasladar tranquilidad y deportividad a todos, especialmente a los aficionados locales.

Y luego, sobre la pista, que Unicaja se muestre tan sólido como lo hizo el sábado y el domingo. Cerrar la liga con un tres a cero, después de todos los problemas por los que ha pasado Unicaja este año, sería un triunfo de especial y altísimo significado. Y acumular su décima Liga Española, todo un símbolo que lo refrendará como un club histórico de nuestro deporte.

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