Circula por ahí una fotografía de Alfonso García Gabarrón, presidente de la Unión Deportiva Almería, en el palco del Estadio Sánchez Pizjuán, leyendo un periódico. La casualidad o la pericia del fotógrafo, en este caso el llamado ‘El Juli’, han provocado que en la parte trasera del diario que hojeaba Alfonso, hubiera un anuncio en grandes caracteres tipográficos que rezaba: ‘Rebajas’.
Y la mala leche española, la retranca y el sarcasmo han hecho el resto. El titulillo de la foto ha circulado, ha corrido como la pólvora: Alfonso García está planificando la próxima temporada.
Ayer, en la Tertulia del Minuto 92, algún deslenguado, al que queremos como de la familia que es, de la familia de Radio Marca, pero que no por eso deja de ser un deslenguado, hablaba de un presidente del Almería mísero a la hora de hacer los fichajes de esta temporada. No sé si estoy muy de acuerdo. Es evidente que Alfonso, como otros tantos, ha metido la tijera y ha querido hacer un Almería a coste cero, que no se han traído grandes nombres, que se ha querido tirar hacia adelante con una defensa de tres centrales cuando todo el mundo corroboraba la necesidad de tener al menos cuatro (que la liga es muy larga), que no se ha ido a por las primeras opciones de fichajes en cada puesto y que los técnicos han tenido que conformarse con lo restante.
Pero creo que Alfonso está en su derecho, tanto como vosotros y como yo, de ser con su dinero tan mísero como considere oportuno. Yo creo que el problema del presidente del Almería es otro; su problema es que no se explica, que toma decisiones que, aunque como ésta, a veces le salen mal, podrían haberle salido bien. Y que sería necesario explicarlas públicamente, puesto que quizás se comprenderían mejor.
No sé qué es lo que le pasa a Alfonso, pero parece tener miedo a explicarse; o quizás todo lo contrario, se ha pensado que no lo necesita. No veo pecado de miseria en él, sino acaso de soberbia, de pensar que en su mundo sólo ha de explicarse ante sí mismo. Todos hemos cometido ese pecado alguna vez. Y es la propia vida la que, rápida, cruel y tajantemente, nos devuelven a nuestra posición natural. Es lo que, comúnmente, conocemos como ‘baño de humildad’. Mientras tanto, aquí en Radio Marca, seguimos esperando la visita de Alfonso García. De momento, tan sólo han pasado nueve meses. Es posible que se trate de un parto.
