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RadioBlog: Minuto 92

Una semana perdida; esperemos que sea la última

Lo dije hace una semana: si el equipo estaba con Sergi, necesariamente el catalán tenía que sacar esto adelante, porque conocimiento tiene y equipo más; pero si no es así, que no tenía pinta, darle una oportunidad más no era más que perder una semana, porque en siete días no se arregla lo que es evidente que ni funciona ni se sabe por qué.

Alfonso García ha acertado destituyendo a Sergi. Como suele ocurrirle, ha tardado mucho más de la cuenta, pero ha acertado en esta ocasión. Empiezo a pensar que el presidente llega casi siempre tarde en sus decisiones porque no está en el lío, no está en el momento, no vive el día a día. El sábado, en esa rueda de prensa improvisada tras darle boleto al míster, a Alfonso le preguntaron si había mal rollo en el vestuario y su respuesta evidencia que no puede dirigir un club en la distancia como pretende. Alfonso dijo aquello de: “no creo que haya mal rollo, pero yo no lo puedo saber porque no estoy aquí”. Fue sincero, Alfonso. Quizás demasiado.

Que el equipo no está con Sergi es algo que, desde tres semanas después de que éste llegara, no lo sabían nada más que dos: los vivos… y los muertos. El técnico se enfrentó a los pesos pesados del vestuario nada más llegar y, de hecho, hasta el propio presidente reconoce que Sergi se equivocó en su affair con Trujillo a final de temporada, marcándolo como culpable de una derrota.

Es más, quienes sospechaban que tanto Trujillo como Verza se han marchado porque no tragaban a Sergi, ya pueden descansar tranquilos: esto es así; sin ningún género de dudas. Se lo digo yo, con información de primera mano.

Y a ello unimos que Corona y Soriano tampoco lo tragaban. Al primero se le abrieron las puertas del cielo con una buena oferta de Australia y le dijo al de Las Franquesas ‘bona tarda’. Al segundo no se le ha presentado esa ocasión y ha tenido que quedarse, pero sus saltos de la grada al once inicial no hacen sino refrendar que Sergi no lo quería, pero que tampoco se atrevía a ser fiel a sus propias ideas hasta el final.

Sergi entró en el vestuario del Almería con mano de hierro y ha salido como suele ser habitual en estos casos, sólo y cabizbajo. El catalán es un veterano del fútbol, pero un inexperto entrenador. Con el tiempo, aprenderá que no todo el mundo puede ser Cruyff o Guardiola. Y mucho menos cuando no se está en el Barcelona.

A final de temporada, Alfonso ya tenía muchos argumentos para poder adelantar que esto iba a pasar. Pero apostó, porque a él le gusta apostar. Y lo hizo al caballo perdedor. Vista la apuesta, los pesos pesados del vestuario se dividieron entre los que pudieron salir corriendo y los que no. Sergi le pidió que no renovara a Corona y Soriano, pero ahí cedió Alfonso a la presión popular. Y el resultado, una vez más, fue un polvorín.

A pesar del tiempo que lleva en esto, Alfonso no ha aprendido aún la importancia de un vestuario unido y cómo se consigue esto. Seguramente, el Almería lo tiene todo para poder conseguirlo. Todo menos una cosa: la figura de un gestor, de un mandamás, de alguien con voz autorizada y mando en plaza que mire a la cara a sus trabajadores todos los días. Alfonso no quiere dar esa responsabilidad a nadie, pero tampoco puede afrontarla él, porque no está en el día a día.

Alfonso es un empresario veterano, pero no lo sabe todo. Ni siquiera el tiempo le ha enseñado aquello de que ‘el ojo del amo, engorda el caballo’.

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