RadioBlog: Minuto 92

Paco Flores

Si hay algo que he aprendido con los años es que, cuando dos no se entienden, normalmente es complicado que sólo uno tenga toda la culpa.

Pero también el paso del tiempo me ha enseñado a valorar al que da la cara, al tipo que se pone delante del foto y cuenta su libro, al que va directo, al que habla y escucha, al que dialoga, al que te deja claro por dónde te la va a clavar.

Ayer estuvo en la Tertulia del Minuto 92, en Bodega Las Botas, Paco Flores, aquel entrenador que, tras haber dirigido a equipos históricos como Español y Zaragoza, aterrizó en Almería para lograr la salvación y terminó colocando al club en la órbita del ascenso a Primera División, que terminó materializando Emery.

Paco Flores no es míster simpatía, para qué nos vamos a engañar. Ni pretende serlo. Habla claro, directo a las vísceras y, al que no le guste, ya sabe lo que hay.

Sinceramente, las cosas se pueden decir con más suavidad. En realidad, todo se puede decir con suavidad, incluso las frases más descarnadas y que más daño pueden hacer.

Pero no me resisto al encanto de quien es capaz de decirlo como lo siente, que no se traga nada porque no le hace falta.

Nos contó cosas, Paco Flores, de su época en el Almería y de otras épocas del club. Nos habló de gente, dentro y fuera de micro, y nos enriqueció con conocimientos de este club que tenemos en nuestra tierra y que, en muchas cosas, sigue siendo un misterio para todos los que no están dentro y para muchos de los que sí lo están.
Me quedo con una frase: la cantera no deja dinero, los fichajes de fuera sí.

Por mucho marketing que se dé en forma de barniz, que tampoco es el caso, quedó bastante claro que, para Flores, el Almería ni es ni ha sido nunca un club de cantera. Para él, un club de cantera es el que forma y trabaja a los chavales desde que son pequeños y no el que los ficha de jóvenes para el filial.

De una u otra manera, Paco Flores es uno más de los muchos cadáveres futbolísticos que el Almería ha dejado en la cuneta después de servirse de su conocimiento.

Ahí también se pueden hacer las cosas con más delicadeza. Sin embargo, qué queréis que os diga, en este proceder del Almería nuestro, en ese mirar para otro lado cuando el profesional deja de servirle o cuando el presidente y los suyos piensan que ha dejado de servirle, ahí no termino yo de encontrar el encanto.
Será culpa mía, digo yo.

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