RadioBlog: Minuto 92

Un guionista loco

A un guionista loco, a un vendedor de pastillas contra el infarto, a un sádico o a un bromista de mal gusto. A nadie más se le puede haber ocurrido el guión de este final de temporada para el Almería.

Lo más normal es que el partido de ayer se hubiera llevado por delante la salud cardiovascular de unos cuantos seguidores rojiblancos, pero a estas alturas estamos ya más que curados de espanto.

Resumir, en estas líneas, todo lo que nos ha dejado la jornada de ayer es igual de factible que sobrevivir al diluvio universal con un patín a pedales.

Por un lado está la clasificación, en la que tres equipos se han condenado a buscar un puesto de salvación en la última jornada con mil y una combinaciones posibles; enfrentándose dos de ellos a rivales que se jugarán entrar en el play off de ascenso.

Luego está lo de las primas, porque en el Mediterráneo vimos a un Mirandés que vino a pasearse en la primera mitad, pero que en el descanso sufrió una inexplicable transformación que nadie termina de comprender, a no ser que se hubiese dado el improbable caso de que alguien, desde Mallorca o Ponferrada, hubiera echado un teléfono comprometiendo unos miles de euros embutidos en cuero negro.

Y luego está nuestro Almería, que va a ver morir la temporada sin enmendar un ápice esa costumbre suya de mezclar en un mismo partido la intensidad y el arrojo sobre la portería rival con el juego más propio del patio de atrás del colegio, al que se veían condenados los que no eran capaces de dar dos patadas a un bote.

Ayer el Almería volvió a desesperarnos. Nos desesperó Soriano, colocando de nuevo como titular al peor jugador de la plantilla, ése que asegura que todo balón que toca va directamente a posesión del rival; nos desesperó la defensa, volviendo a encajar un gol de vergüenza; nos desesperó la delantera, con un ínfimo porcentaje de ocasiones convertidas; y nos desesperó una segunda parte que no firmaría ni un equipo de Preferente.

Pero ganó; ganó el Almería y ahora depende de sí mismo. Ganó con goles de Uche y de un Morcillo que se convertía en nuestro Sergio Ramos particular y ahora, con hacer lo mismo que sus dos rivales por la permanencia, Mallorca y Ponfe, estará un año más en Liga de Fútbol Profesional.

Lo peor de todo esto es que aún nos queda una jornada por delante; y, teniendo en cuenta lo retorcido del guión, la verdad es que no tenemos ni idea de por dónde nos va a salir el desenlace. Con suerte, le entre una buena gastroenteritis al guionista y nos manden uno que esté un poco mejor de la cabeza.

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