Ha llegado la hora de la campaña de abonos, un momento que muchos esperábamos con curiosidad casi insana, más que nada, por ver cómo iba a plantear el Almería este momento de llamada a la afición, después de una temporada en la que ha pasado de ella de todos los modos posibles que a uno se le puedan ocurrir.
Siendo sinceros, me ha llamado la atención la fórmula escogida, la de la discreción. La campaña que el Almería presentó ayer es como una forma de disculpa, una tímida llamada de atención, un “¿oiga, me presta usted un minuto de su tiempo?”, un “disculpe que le moleste”, vamos, un apocado toque de atención para ver cómo reacciona una hinchada que, mayoritariamente, se ha sentido maltratada este año… y en buena parte también en otros anteriores.
Al club y a Alfonso García se le ha criticado desde hace tiempo su olvido de la gente, su ensimismamiento, su manera de pensar que el club no tiene por qué relacionarse con la ciudad y su gente, salvo en este momento de cada año en el que se les pide que se rasquen el bolsillo sacando el abono.
Este año, como si la entidad rojiblanca hiciera algo de autocrítica por primera vez, no ha habido grandes llamadas a la conciencia rojiblanca, ni presentaciones grandilocuentes ni grandes estrellas sosteniendo el escudo.
Una foto que ya habíamos visto en redes sociales, un discreto eslogan y la presencia del director general y la hija del presidente. Eso ha sido todo.
Y no me parece mal. Quizás sea el principio del reconocimiento de las responsabilidades por parte del club, en el sentido de su propio aislamiento con respecto a la sociedad almeriense. Llamadme optimista, pero quiero ver en esta humildad de la campaña un cierto reconocimiento de que el club no ha estado a la altura y, por tanto, ahora no es momento de grandes peticiones: el que quiera y sienta los colores que se saque el abono y el que se haya sentido dañado está en su derecho de quedarse en casa.
Y si me permitís, un pequeño y humilde consejo: el Almería es mucho más que su presidente, su equipo y sus campañas de abonos; el club es su afición y, por tanto, el abono es el carné de identidad de un rojiblanco.
En agosto, sea como sea, nos vemos en el Estadio. A pesar del eslogan del gangoso.
