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Sinceramente, me gustaría que no fuera así; es más, quiero creer que no es así… pero empiezo a temer que se haya abierto el ‘caso Tino Costa’. Y repito, me fastidiaría bastante, por decirlo finamente, porque ya he dicho, este año, que el argentino es el mejor futbolista que tiene el Almería, si dejamos a Pozo en categoría especial, que es la suya en realidad.
El mejor Almería lo hemos visto este año de la mano de Tino, con su oficio, con su saber estar en el terreno de juego, su posicionamiento, su voz de mando y su manera de hacer que las cosas funcionen, poniendo cada cosa y a cada uno en su sitio.
Sin embargo, la realidad es que, de los diez últimos partidos, Tino ha jugado apenas ocho minutos, que por cierto, le han valido para ver una tarjeta roja directa y para terminar tocado muscularmente, haciendo necesario que vuelva a tomarse unos días de descanso.
Si el Almería fuera un club que ofreciera una mínima información sobre lo que pasa en su seno, empezando algo tan sencillo, lógico y habitual en otras entidades como es el parte médico de los futbolistas, no habría lugar a la especulación.
Pero en el caso de Tino Costa, el club no ha dicho una verdad desde que el futbolista cayó lesionado, cuando el Almería todavía estaba en zona de promoción de ascenso a Primera División.
Ni nos contaron con precisión cuál era su lesión, ni fueron sinceros en el plazo de recuperación estimado ni nos han hablado nada de cómo ha sido su relación con el club durante el largo, larguísimo proceso de recuperación de un problema físico que, en principio, daba para una semana.
Pero como nos temíamos los peor pensados, lo verdaderamente peligroso no estaba en ese período, sino en lo que iba a venir después. Y lo que ha venido ha sido una actitud pasota y poco responsable del futbolista al saltar al campo, recibiendo una tarjeta roja absolutamente evitable y perdiéndose el primer entrenamiento serio de la semana, por una sobrecarga más que sospechosa.
Y todo esto en un club en el que sólo dos, los vivos y los muertos, sabían que Marco Motta y Ramis no se podían ni ver y, sin embargo, nos seguían diciendo que prácticamente cenaban juntos todas las noches.
Ahora, el relevo al italiano parece habérselo dado el argentino. Ojalá me equivoque, pero todo lo que está pasando apesta a ‘Caso Tino Costa’. Veremos.
