RADIOBLOG, por Víctor J. Hernández Bru.
No me gustó nada, para qué nos vamos a engañar, la comparecencia de Miguel Ángel Corona ayer en rueda de prensa, con motivo de la presentación de los dos últimos futbolistas en llegar al plantel.
De lo dicho por el director deportivo del club rojiblanco, nos quedamos con dos ideas: la primera, explicando por qué se ha vencido a Joaquín al Valladolid; la segunda, pidiendo tiempo y paciencia porque, según él, “es pronto” todavía para juzgar.
No me gustó, ya digo, la primera de esas ideas lanzadas por Corona. A Miguel Ángel nadie le había pedido que explicase algo tan simple como el motivo por el se ha traspasado al futbolista. Y la explicación, desde luego, no sólo no fue convincente, sino que quedó bastante absurda.
Contarnos que la venta se hizo porque el Valladolid quería al jugador y éste quería marcharse llega al nivel de afirmar que el cielo es azul, el césped verde y la pelota redonda. Perogrullesco y superfluo.
Eso sí, a la ecuación de Corona le falta un factor, un tercer actor que es fundamental para un traspaso: el vendedor. Y al igual que el jugador y el club de destino han estado de acuerdo en la operación, obviamente, puesto que de lo contrario no se podría haber llevado a cabo; también el club vendedor tenía que dar el ‘plácet’ a la operación.
¿Y por qué la ha dado? ¿Porque el futbolista no es interesante deportivamente? ¿Porque había overbooking en la posición de central? ¿Porque el mercado ofrecía otras alternativas muy interesantes? Rotundamente no. Vosotros y yo sabemos que no. La única razón es el millón y medio de euros que el presidente y su empresa gestora de la UD Almería se embolsa con el traspaso.
Una circunstancia que se olvidó de comentar ayer, casualmente, el director deportivo.
Pero la otra parte de su intervención es casi más curiosa, puesto que el responsable deportivo del club nos dijo a todos, medios de comunicación y aficionados, que es pronto para pedir resultados. Claro, la respuesta a esa afirmación es otra pregunta. Habría que preguntar a Corona cuándo deja de ser demasiado pronto, cuándo es el momento de empezar a pedir resultados, a dejar de evitar la fuga de puntos, de taponar la herida que quienes han configurado este equipo han provocado en el casco del barco.
Al Almería ese le han ido ya ocho puntos, de los nueve que ha tenido en juego. Y ello ha ocurrido porque el equipo que se ha confeccionado es inferior a los rivales y porque se ha configurado más tarde que el de ellos. Y esto no es nuevo. El pasado año le pasó a Corona y en los dos anteriores a los encargados de configurar las plantillas.
El Almería no lleva un punto de nueve por casualidad, porque la suerte el esquiva o porque se estén derritiendo los casquetes polares. Los puntos han volado porque la planificación, un año más, ha sido mala. Y el tiempo de pedir resultados comienza cuando un colegiado protagoniza el pitido inicial… del primer partido de Liga.
