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RADIOBLOG MINUTO 92, por Víctor J. Hernández Bru.
Sí, ya sé; ya sé que hay quienes dicen que es demasiada casualidad el que no me guste nada ni de lo que hace ni de lo que dice Miguel Ángel Corona. Bueno, esto no es del todo cierto. Ayer, por ejemplo, hubo partes de su discurso, en la presentación de la renovación de Romera, que me convencieron, con las que estoy de acuerdo.
Sin embargo, creo que el talaverano, el mismo que miente sin pudor acerca de la estrategia que él mismo ha montado con Jesús Muñoz Calonge, hasta el punto de desdecir a su propio presidente, con lo peligroso que sabemos que suele ser esto en la UDA, ha sobrepasado esta semana los límites de la ética periodística; y lo ha hecho con el caso del jugador Fran Rodríguez.
Sinceramente, no tengo yo muy claro hasta qué punto un club está obligado a renovar a un jugador cuyo contrato se extingue mientras él está lesionado, aunque dicha lesión se haya produciendo los colores del mismo.
No lo tengo claro yo y tampoco lo tiene claro la UDA, puesto que ya el pasado año protagonizó un episodio tragicómico con Mandi, al que, nada más lesionarse, Corona, en un ejemplo más de lo que para él es decir la verdad, se golpeó el pecho con virulencia para afirmar que el futbolista iba a ser renovado, como compensación a su lesión, pero luego le ofreció una renovación a la baja que todo el mundo aventuraba que el jugador no iba a aceptar.
Este año tampoco han renovado a otro lesionado que cumple contrato, el propio Fran, que se ha quejado de esa falta de delicadeza que, insisto, no termino de compartir al cien por cien: creo que, de la misma manera que si el jugador está sano seguramente valorará la mejor opción para su futuro, el club también tiene derecho a planificar su porvenir pensando en sus intereses.
Pero en lo que sí estoy convencido de que no ha sido justo, ni fino, ni ha tenido altura de miras ha sido en la respuesta que ha dado al propio jugador, que hace unos días se quejaba en un medio de comunicación de que ahora lo dejan tirado estando lesionado.
Corona ha no renovación no es consecuencia de nada que tenga que ver con lo deportivo, sino que es una respuesta, una venganza contra el jugador, que no quiso dejar libre su ficha estando ya convaleciente, para que la UDA pudiera firmar a otro jugador.
En esto, tampoco tengo yo claro que haya nada que obligue moralmente al futbolista a aceptar tal decisión de la entidad, pero de lo que sí estoy convencido es de que Corona ha volado con una bajeza impropia de un profesional de su estatus, al contar públicamente los detalles de tal negociación.
Existe, aunque Corona no lo contemple, un código ético en todas las profesiones, incluida ésta, que incluye por ejemplo la confidencialidad de lo que es confidencial. Que coloca exponga en la plaza del pueblo las interioridades de una negociación no es ya un feo gesto, sino que constituye un modus operandi de quien tiene muy claro, como es el caso del director deportivo de la UDA, que el fin… justifica los medios.
