Posted by Radio Marca Almería on Monday, August 5, 2019
RADIOBLOG MINUTO 92, por Víctor J. Hernández Bru.
Sí, efectivamente; tal y como me habéis dicho algunos por diferentes vías durante este fin de semana, estoy contento; contento e ilusionado, tal y como yo he contestado. Y lo estoy porque creo que nuestro deporte y la UD Almería está ante un momento histórico, tras cinco años de decadencia.
Se han puesto fin a 16 temporadas de presidencia de Alfonso García Gabarrón, un presidente que para mí ha tenido una virtud principal, la de haber invertido dinero de su bolsillo en un momento inicial, conformando un proyecto que nos ha proporcionado años en la más alta elite de nuestro fútbol; y millones de defectos, especialmente sublimados en las últimas cinco temporadas.
El Almería de Alfonso García Gabarrón, que ha gastado 25 entrenadores en esos 16 años y que por fortuna ya es historia, ha vivido en esos últimos cinco un descenso de Primera División, tras destituir en el banquillo a un icono almeriense cuando el equipo estaba en permanencia, y tres salvaciones de caer a Segunda B en la última jornada. Eso en cuanto a lo deportivo, que creo que es suficiente.
Pero para mí, lo peor de la gestión de este presidente, caracterizado fundamentalmente por su altivez y faltas constantes de respeto a todo lo que ha representado Almería, ha sido precisamente el proyecto de club, la parte deportiva también, por supuesto, sin haber sido capaz de crear una estructura sólida y que fuese la referencia real del balompié provincial, pero también la social, la institucional, la relacional, la de contribución a construir una Almería mejor.
Un club deportivo representativo es mucho más que un equipo de fútbol, mucho más que fichajes, ascensos, descensos, traspasos, penaltis, puntuaciones o ilusiones basadas en posibles éxitos clasificatorios.
El Almería debe ser lo que es el Sporting en Gijón, el Betis y el Sevilla en la capital hispalense, el Villarreal en la ciudad de la cerámica y, en general, lo que son en sus pueblos y ciudades el Valencia y el Levante, el Deportivo, el Cádiz, el Málaga, el Nástic o el Aranjuez: un aglutinador de movimientos sociales de identificación corporativa y social.
Alfonso García Gabarrón no ha dejado ni un solo momento, especialmente en la última década, de despreciar a Almería y a los almerienses, no se ha interesado por las bases ni por la cantera de Almeria, no ha querido relacionarse con las instituciones, con las peñas, con los colegios, con la sociedad civil en general. El Almería de Alfonso ha sido un punto de encuentro para 5.000 ó 6.000 almerienses los domingos, en una ciudad de 200.000 habitantes y una provincia de casi 800.000.
Lo vengo diciendo cinco años y no me canso de repetirlo: Almería merece un presidente que se preocupe por el club y que sienta interés por los almerienses. Ignoro si este presidente va a ser Turki Al Sheik, pero sí sé con total seguridad y rotundidad que no lo es Alfonso García Gabarrón que, por cierto, redondea su personalidad con la perfecta inclinación a la mentira, a la tomadura de pelo a todo el mundo. Como epílogo a su etapa, se ha cansado de repetir que sólo vendería el club a alguien que trajera un gran proyecto deportivo, pero el viernes reconoció que no conoce el proyecto deportivo del nuevo dueño; el único proyecto que Alfonso perseguía y ha estudiado son los 20 millones de euros que se ha embolsado de manera directa y los siete que se ahorra de una deuda generada por su gestión, ésa que él nos dijo que estaba saneada, en la penúltima de la inagotable colección de este presidente de hojalata que, por suerte para todos, ya veréis como es así, ya nos ha abandonado.
