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#RADIOBLOGMINUTO92, por Víctor J. Hernández Bru.
La pasada semana, dedicamos un par de espacios extraordinarios, al margen de nuestro habitual programa sobre deporte femenino ‘Valores con A’, a la situación que se vive esta temporada en el fútbol femenino almeriense.
Lo que debería ser una celebración ante la consolidación de una disciplina que apenas tenía presencia hace menos de un lustro, se ha convertido en una auténtica guerra fría en los clubes, una situación muy parecida a la que se vive entre la UD Almería y la mayoría de los clubes de categoría de Almería en modalidad masculina.
El viernes, José Luis Pascual dedicó La Entrevista del Día a la madre de una jugadora de la UD Almería que denunciaba que una seleccionadora provincial, que había recibido el aviso de que debía dejar su puesto de entrenadora del Pavía al ser éste incompatible con el trabajo federativo, seguía dirigiendo los entrenamientos de su equipo.
Yo mismo dediqué mi Radioblog a la situación de enfrentamiento absoluto entre clubes, poniendo el dedo en la yaga: la de que el club poderoso, el que tiene la posición de dominancia, el club profesional, la UD Almería, no puede basar su política de cantera en el destrozo de las de los demás clubes, primero porque es injusto y abusivo, pero además porque es perjudicial para sí mismo, puesto que está debilitando a las canteras de las que debe seguir nutriéndose en el futuro.
Es la política del ‘pan para hoy y hambre para mañana’ de una pareja absolutamente letal para nuestro deporte base, la formada por la responsable de la Fundación, la hija de Alfonso García Gabarrón, que ha llegado al puesto por el único mérito de ser hija de quien es, y la coordinadora de fútbol femenino; dos personas sin ninguna experiencia ni profesionalidad, que están encadenando un error tras otro y dinamitando el buen sentido y las relaciones entre clubes femeninos, como otros responsables de cantera de la entidad rojiblanca han hecho lo mismo con el masculino.
A mi Radioblog del viernes, respondieron enfurecidos los padres y familiares de algunas de las niñas que juegan en el Almería, lo cual puedo entender, porque soy padre y comprendo la reacción de padres que sienten que se ataca a sus hijas, aunque la realidad es que no han entendido el sentido del artículo, que más bien se encamina a defender a sus hijas frente a la política avasalladora de su club: que una niña se marche de un club para militar en otro que considera mejor es absolutamente lícito y normal; pero que un club profesional arrase cada verano las canteras de los clubes modestos es, como digo, un abuso y al mismo tiempo un acto de arrojar piedras contra su tejado futuro.
Incluso puedo comprender, en esa ira de padres, que sin tener ni puñetera idea de cuál es mi obligación como periodista, se atrevan a darme lecciones de cómo tengo que hacer mi trabajo. Con lo que no voy a ser tan comprensivo es con la actuación de dos analfabetos funcionales, entrenadores de la UD Almería, que saltaron como hienas, como perros rabiosos a desacreditar el trabajo de un periodista independiente, partiendo de una posición interesada de empleados, entrenadores, de un club que, por cierto, es conocido en su política de cantera, de manera unánime en la provincia, como un club abusador de los modestos.
Les guste o no a los padres, les guste o no a las ‘Zipi y Zape’ letales para el fútbol femenino, les guste o no a los dos entrenadores metidos a profesores de periodismo sin tener ni puñetera idea, el fútbol femenino es, hoy por hoy y gracias a la filosofía arrasadora de la UDA, es un polvorín. Y un aviso: si no hay cambios, lo va a ser mucho más en un breve plazo de tiempo. Si no, veremos.
Por cierto, y hablando de todo un poco: no estaría de más que los responsables de los Premios de la Provincia de la Diputación afinaran un poco más en el ámbito del deporte, que este año se lo han concedido a la UDA femenina, un equipo que está este año en la misma categoría que el pasado, en la tercera en orden de escalafón. Puestos a premiar el deporte femenino, si estos responsables hubieran preguntado, se habrían enterado que otro equipo almeriense, el ISE CB Almería, estuvo a un partido de subir a la máxima categoría de su deporte. No hay nada como preguntar.
