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#RADIOBLOGMINUTO92, por Víctor J. Hernández Bru.
El dedo lo ha puesto en la llaga, esta semana, José Luis Pascual, partiendo de la costumbre de Gutiérrez de que su equipo, la UD Almería, descanse un par de días a la semana.
Nos revelaba Pascual que el trabajo de los futbolistas profesionales se ha regulado por convenio, gracias a las presiones de ese falso sindicato que es el de futbolistas; y digo falso porque un sindicato es una organización que vela por las condiciones laborales de los trabajadores, no e estas pequeñas grandes empresas que soy, hoy en día, los futbolistas.
Uno puede entender, hasta cierto punto, el papel de un sindicato de futbolistas cuyo público fuera los jugadores mal llamados no profesionales, es decir, aquellos cuya profesión es la del fútbol, pero que no son considerados profesionales al no jugar en la Liga de Fútbol Profesional.
Pero sostener un sindicato para velar por las condiciones laborales de futbolistas que trabajan cuatro horas al día, con sueldos que en algunos casos sobrepasan el Producto Interior Bruto de alguna comunidad autónoma y que son auténticas empresas, con managers, asistentes, chóferes, jefes de prensa y todo tipo de servicios me parece una vergüena, una tomadura de pelo.
Los futbolistas podrían trabajar más. Es más, lo hacen en algunos clubes, muy pocos. Porque aunque pueda entenderse que su trabajo físico no debe ir más allá de unas pocas horas al día, dos cuando mucho, su labor podría encaminarse mucho más hacia la excelencia si dedicaran el resto de horas a completar su labor, con sesiones de vídeo, trabajo de cohesión de grupo y psicología, charlas tácticas y de perfeccionamiento e incluso incluyendo la alimentación dentro de su trabajo, haciendo comidas de grupo, ya que sin duda éste es un aspecto fundamental de su labor.
Hoy en día, prácticamente ningún club español llega a ese grado de profesionalización. Escuchar, ante esa realidad, que los equipos entrenan más o menos días en función de su convenio colectivo, sinceramente, da ganas de salir corriendo.
