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#RADIOBLOGMINUTO92, por Víctor J. Hernández Bru
Me han parecido ciertamente ventajistas los comentarios que he escuchado acerca de la actuación de César de la Hoz en los primeros minutos del pasado partido ante el Mirandés, vamos, en los minutos que estuvo sobre el campo hasta que fue expulsado.
Después de que un par de semanas antes, todo el mundo, unánimemente hubiera aplaudido la capacidad de adaptación del mediocentro a la posición de central, su soltura, su buena salida de pelota, su colocación y su decisión a la hora de intervenir para evitar fuegos inconvenientes, ahora he escuchado a algunos y leído a otros, alguno incluso en esta misma sintonía, criticar el obcecamiento en colocar a De la Hoz en esa posición defensiva, aducir que no reúne las condiciones para actuar ahí e incluso aventurar que no volverá a ocupar tal puesto.
Sencillamente, culpar en exclusiva a De la Hoz del gol burgalés y descargar sobre él todas las iras en referencia a la tarjeta que le costó el partido me parece rotundamente injusto, básicamente porque el fallo es de la defensa en su conjunto y, si me apuran, también del mediocampo; y afirmar sin pesar que De la Hoz es culpable por salir a tapar a un jugador que había recibido la pelota sin marca es como para preguntar qué hubiera pasado si no sale y al Almería le clavan un gol desde fuera del área.
Todo ello teniendo en cuenta que el Almería estaba sin centrales, con Owona lesionado, Ibiza aún lejos de recuperarse y Ozorwafor que parece estar lejos de entrar en los planes de Gutiérrez, aunque con la opción de colocar ahí a Martos y dejar el carril a un extraordinario Johathan Silva que, tal y como ocurrió en la segunda parte, disputó su mejor partido de rojiblanco.
Sinceramente, estoy bastante convencido de que, de haber sido un central puro el protagonista de las jugadas del gol y la tarjeta roja, nadie habría centrado el cien por cien de las culpas sobre él. Pero claro, esto es fútbol y, en este ámbito, lo normal es que el héroe de una semana tenga todas las papeletas para convertirse en el villano de la siguiente.
