VÍDEO BLOG #Minuto92: El presidente de la Liga con la boca más grande del mundo, por Víctor J. Hernández Bru.
A estas alturas, ya no es un secreto que no trago a Javier Tebas. No me gusta y no sólo por esa pinta que tiene de pensar que puede con todo, que es infalible e insuperable, que todos los demás no se enteran de nada y sólo él tiene dominio total y absoluto de todas las situaciones.
Esto no me convierte en un fan de su archienemigo, Rubiales, que también tiene lo suyo, pero desde luego que me rechina todo lo que representa el presidente de la Liga de Fútbol Profesional.
Sin embargo, no es este posicionamiento mío el que hace que crea que, una vez más, Tebas ha hecho el ridículo y se ha extralimitado bastante más de tres pueblos, en sus declaraciones de esta semana sobre Turki El Sheikh.
Como antecedente, recuerdo que Tebas no es más que un empleado de la LFP, es decir, el más alto directivo de una organización que sostienen los clubes que militan en la Liga y, por tanto, un profesional a sueldo que debería responder ante los presidentes.
Sin embargo, el engreimiento y la sensación de infalibilidad, junto con su manera de manipular a sus patrones, hacen que parezca que él sea el jefe y los máximos dirigentes de los clubes sus peones.
Tebas ha dicho la pasad semana que cuando Turki llegó a España se pensó que esto era la selva y se llevó algunas collejas. La frase no puede ser más desafortunada, para empezar por la falta de respeto no sólo a uno de sus jefes sino también a una ciudad, a un club y a su afición; pero también por cuanto trasluce que quien no se entera, de verdad, es el propio Tebas, puesto que sí, el fútbol profesional español es una selva, una selva en la que es él mismo quien devora toda sensación de seguridad jurídica, como ya demostró este verano con el caso del Fuenlabrada.
Tebas no es, en ningún modo, el mejor estandarte para hacer crecer y prosperar al fútbol español, entre otras cosas porque le falta al respeto a grandes inversores que vienen a poner su dinero en él, como el caso del presidente de la UDA.
Todo ello, al margen del detalle de que a Tebas no se le conoce ni una sola acción que no haya ido siempre en favor de sí mismo y de sus intereses, incluyendo los de su hijo, empleado del citado Fuenlabrada. El presidente de la LFP podrá hablar de Turki cuando se acerque a una milésima parte de las acciones benéficas que éste ha hecho por Almería o por el fútbol español, por ejemplo, con motivo de la pandemia.
Mientras tanto, Tebas no pasará de ser el presidente de Liga con la boca más grande del mundo.
