VÍDEO BLOG #Minuto92: Todos esos miserables que han condenado a Cala y se han ciscado sobre su presunción de inocencia, por Víctor J. Hernández Bru.
O Diakhaby se lo ha inventado o lo ha entendido mal. No lo digo yo, sino que lo dijo ayer Juan Cala, el último ejemplo de la miseria y la repugnancia mediático-social de este país de porteras que se había lanzado sobre él, ciscándose sobre ese derecho fundamental que es el de la presunción de inocencia y al que en este país se tiene poco o nulo respeto.
Vivimos en un país en el que los españoles permanecemos impasibles desde hace 17 años ante una ley que vulnera ese derecho a la presunción de inocencia, faltando a la Constitución y a la Declaración de Derechos Humanos, como es la Ley Integral de Violencia de Género; y en el que los grupos de presión de la extrema izquierda también están trabajando, al parecer con bastante éxito, para que en temas de racismo también se atente contra dicho derecho.
Como digo, ya conocemos casos en los que incluso la ley recoge esa excepcionalidad en relación a tal derecho, pero ahora parece que hay una cantidad ingente de borregos y caraduras capaces de aceptar como verdad absoluta el hecho de que un señor afirme que otro le ha llamado “negro de mierda” para convertir la acusación en hecho probado. Obviamente, si el insulto hubiera sido otro, nadie daría por hecho que la acusación es real, pero al tratarse de racismo sí, se acepta y se condena al acusado.
Ayer compareció Juan Cala, al que muchos ya no tenían ningún interés en escuchar puesto que lo habían condenado en las dos jornadas anteriores, incluyendo esos circos repugnantes y televisivos nocturnos que han llevado la prensa del corazón hasta la información deportiva.
Yo no tengo ni la menor idea de si Juan Cala llamó o no “negro de mierda” a Diakhaby, pero sí tengo completa seguridad de que mientras éste o quien sea no tenga una prueba que lo demuestre, el jugador del Cádiz es absolutamente inocente de tal acusación, más que nada porque en el derecho universal, la carga de la prueba recae siempre sobre el que acusa y no sobre el que es acusado.
Las palabras de Cala no lo convierten en inocente. Lo que lo mantiene en esa condición es el hecho de que nadie, hasta ahora, ha podido presentar prueba concluyente alguna contra él. Contra quienes sí hay pruebas es contra todos esos sinvergüenzas, incluyendo el Valencia como institución, que han estado más de 24 horas dando por hecho que el jugador andaluz es culpable.
Lo más preocupante de todo es que en el tema del racismo, que por cierto, aprovecho para repetir que es una de las actitudes más absurdas, estúpidas y miserables que puede mantener un ser humano, la de diferenciar a las personas por el color de su piel, estamos llegando a tal grado de demagogia y falta de rigor que no tengo duda de que será el próximo ámbito en el que la presión de la izquierda provocará que se conculque legalmente el derecho a la presunción de inocencia, después de que en 2004 ya se hiciera esto en el ámbito de la violencia de género.
