VÍDEO BLOG #Minuto92: Prefiero una destitución a un ultimátum, por Víctor J. Hernández Bru.
No me gustan los ultimatos a los entrenadores. Por un lado no creo que salgan bien casi nunca, porque sirven para deteriorar relaciones dentro de una entidad y porque además me parecen una falta de respeto. Es como si se le dijese al técnico: hasta ahora no has querido ganar, pero si lo haces a partir de ahora, te quedas.
La victoria en un encuentro deportivo depende de muchos factores y alguno de ellos no dependen ni del entrenador ni siquiera del equipo: no sólo cuentan los rivales, sino también los arbitrajes, las presiones, los estados de forma, las planificaciones físicas y una enormidad de variantes que terminan configurando los resultados finales.
Está claro que el Almería no está en una buena dinámica y yo, como dije ayer, no soy partidario de la destitución, pero este invento de los ultimatos me parece la peor de las soluciones, porque en caso de que el lunes haya victoria, nada garantiza que se haya dado la vuelta a la racha negativa, pero lo que sí queda claro es que el club ha mostrado un punto de debilidad en cuanto a su confianza en el entrenador.
Y eso lo saben, desde ya, no sólo el entrenador sino también los jugadores y los propios rivales, que no me cabe ninguna duda de que jugarán con ese factor para tratar de carcomer la solidez del técnico en sus decisiones y planteamientos.
El Almería podía haber mandado un mensaje de solidez y confianza ciega en el entrenador, tanto a él como a sus jugadores y, por añadidura, a rivales, periodistas y demás. Un mensaje como el que se manda habitualmente cuando no se opta por la destitución, aunque dos días después se cambie de opinión.
Espero equivocarme y, es más, confío en hacerlo, pero me parece que estas cosas introducen en los vestuarios un mal rollo que no suele terminar en nada bueno. Si esta vez es la excepción, desde luego habrá que felicitar a quien haya pergeñado la estrategia en cuestión.
