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BLOG #PsicologíayDeporte: ‘Propósito de enmienda’ by Francisco Martínez Gómiz

 

Blog #PsicologíayDeporte, ‘Propósito de enmienda’ by Francisco Martínez Gómiz.

No, no voy a hablar de términos legales, los fundamentos de derecho son un tema denso y necesita de especialistas, lo cual no es mi caso. Mi intención con el artículo de hoy es afrontar los desafíos que tiene por delante la UDA. Podía escribir sobre muchos aspectos y muchos de ellos poco constructivos pero ya sabéis que no es mi estilo.

El error, la equivocación es un aspecto más de nuestras vidas, es un profesor duro que nos hace prestar atención a la lección aunque no queramos. Los errores, bien aprovechados, nos deben servir para analizar dónde, cómo y cuándo se ha producido el error y que hay que hacer para mejorar y no volver a repetirlo. El error es, por tanto, una parte fundamental de nuestras y del deporte en general. Piensa que si uno gana el otro pierde y ahí está la grandeza del deporte que hay oportunidad de mejorar, de volver a luchar y enfrentarte con los mejores, de hacerlo bien y de ganar. Esto mismo nos lo podemos aplicar a nuestras vidas.

Tengo poco que añadir a lo que han dicho ya los profes de Radio Marca Almería en la Tribu. La situación del equipo no es nada buena y no hablo solo a nivel de resultados, hablo a nivel de sensaciones. Se ha dejado de competir, el equipo no tiene “alma”, no hay un líder claro en el campo que sirva de referencia a los demás compañeros y, para colmo, hay mala relación entre algunos componentes de la plantilla.

En el trabajo no es necesario tener amigos, somos profesionales y el entorno de trabajo está preparado para trabajar no para cultivar las relaciones. Lo que si es necesario es dar respeto, confianza y valoración a los compañeros. Y digo dar porque es lo difícil, casi siempre nos centramos en recibirlo pero para eso primero tenemos que ofrecerlo. Respeto por los demás, compromiso con el objetivo, valoración de las tareas de otros, comunicación clara, persona de referencia…, por ahí se comienza a forjar un ambiente de trabajo adecuado para superar los obstáculos que tanto clientes, proveedores y competencia nos ofrecen día a día.

He comentado en alguna ocasión que notaba falta de comunicación entre los jugadores en el campo, no se hablaban entre ellos durante el partido, no hay gestos de complicidad (chocar las manos, felicitar al compañero por un buen pase o un buen centro, animarse unos a otros, …) y para colmo, ha habido durante la temporada varios “encuentros” entre jugadores por tirar un penalti o una falta, el sumum de la falta de comunicación. Consecuencia, un despropósito, una imagen de desunión y una falta de confianza en el compañero que se traslada a la bajada de rendimiento del equipo.

Entonces, ¿qué podemos hacer ante esta situación? Si yo tuviera que manejar esa situación haría lo siguiente:

Lo primero sería generar un espacio de comunicación abierto y sincero dentro del equipo, por ejemplo, durante la próxima hora vamos a decir todo aquello que “guardas” dentro de tu cabeza y que no te habías atrevido a comentar hasta la fecha. Se trata de liberar tensiones, de decir abiertamente lo que pienso sin término de réplica, sin discusiones, “sacar lo que tenemos en la cabeza” a modo de “sacar la basura”. Durante esa hora podemos decir lo que queramos, manteniendo las reglas de la educación, claro está, sólo palabras, sólo frases, nada escrito, nada grabado, nada de fotos… Lo fundamental es “sacar de la cabeza” aquello que nos perturba, que nos quita energía e ilusión. Sin personalizar en nadie, simplemente poner “encima de la mesa” aquello que pueda perjudicar mi rendimiento.

Una vez pasado el tiempo previsto (1 hora) ya no hay hueco a más lamentaciones, a más reproches, el siguiente paso es generar un compromiso real, sin echar la vista atrás, conjurándose para los desafíos que se tienen por delante e invitar a quien quiere participar en este sprint final. Puede que algún componente del grupo no quiera ese compromiso, no pasa nada, no se juzga, pero sería lícito no contar con ese jugador para lo que resta de temporada. Ese compromiso sí que tiene que ser validado por todos los que se comprometen a ello, mirándose a los ojos, dándose la mano, notando la fuerza del compromiso del otro en nuestro cuerpo.

A partir de ahí se trata de dar un nuevo impulso al reto de subir a primera, de aprovechar una oportunidad que no aparece todas las temporadas, de dar el 150% de lo que puedo dar por el colectivo y por mí, en ese orden.

Cuando finalice la temporada habría que abordar estos asuntos de otra forma, con más paciencia y tomando decisiones que nos permita aprender de los errores.

¿Vosotros que pensáis? Espero vuestros comentarios

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