Hoy es un día, cuanto menos, permítanme que diga extraño. Al menos lo es para el aficionado de la liga ACB. Un clásico como Movistar Estudiantes, uno de los clubes más emblemáticos de nuestro baloncesto, ha descendido de categoría.
Después de una temporada con un balance de sólo 9 victorias y 27 derrotas, el conjunto colegial no ha podido evitar lo que parecía inevitable. El histórico club del Ramiro de Maeztu, cuya cantera prolífica ha educado a algunos de los mejores jugadores nacionales, ha terminado el año siendo equipo de LEB.
Fernando Martín, Felipe Reyes, Carlos Jimenez, Alberto Herreros, sólo son algunos de los nombres ilustres que comenzaron su andadura por las cachas vistiendo la zamarra colegial.
¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que se hace todo buen aficionado. ¿Un año en LEB? ¿Continuar apostando por una filosofía caduca en tiempos tan competitivos y globales? ¿La desaparición del club? – Lo cierto es que se avecinan nubarrones en Movistar Estudiantes, bajo algún título macabro e injusto; el romanticismo hecho trizas.
Lo único cierto, es que queda mucho trabajo por delante. Ya sea en LEB o en ACB. Estudiantes debe sobrevivir, su historia y sus valores lo merecen.
