VÍDEO BLOG #Minuto92: ¿Quién debe mandar en un club que es una SAD?, por Víctor J. Hernández Bru.
Si circunscribimos el debate de las camisetas, las garras, los leones y los símbolos a quién es quien manda en un club de fútbol profesional, sinceramente creo que nos equivocamos. Si lo reducimos todo a identificar quién tiene la potestad de tomar este tipo de decisiones, creo que no habremos entendido nada de lo que significa un club, seas del tipo que sea, al menos en este país en el que seguimos viviendo y que se llama, por ahora, España.
No tengo la menor idea de si éste es el error que comete la dirección de la UD Almería en su forma de gestionar el club, el de confundir la legitimidad en el mando con la optimización de las acciones de gestión.
Porque sí, puestos a ser puros, los rectores del club tienen todo el derecho del mundo para cambiar la equipación de la entidad, para modificar su escudo y sus colores, para hacer la plantilla que les venga en gana, para no contar absolutamente nada a la afición e incluso para hacer que se jueguen los partidos a puerta cerrada.
También ignoro si en Egipto, Arabia Saudí o en otros países cuya idiosincrasia futbolista no conozco en profundidad estas cosas pasan y son vistas con naturalidad, o si ni siquiera nadie se fija en ellas. Y por supuesto no sé si este ‘modus operandi’ es consecuencia de una fijación de costumbres adquiridas, de un ‘choque cultural/deportivo’.
Pero la realidad es que empieza a ser, más que incomprensible, que ya lo era, bastante molesto ver cómo la afición, la ciudad, los medios y todo el entorno cuenta bastante poco para un club, cuya motivación también desconocemos en su presidente, Turky Al Sheihk, tampoco sabemos muy bien cuál es.
Conozco perfectamente que algunos de los pocos profesionales con experiencia en nuestro fútbol que trabajan en el club han intentado ya en muchas ocasiones trasladar a quienes toman las decisiones la brecha que su forma de proceder está suponiendo con la gente de la que se alimenta el club, colectivo que en España es la afición. Y sé también que este tipo de recomendaciones han caído en saco roto desde el mismo momento en que aterrizó en Almería el nuevo equipo rector del club.
Y a todo esto, hay que seguir repitiendo que vivimos en una situación privilegiada, con un club que era pobre y ahora es uno de los potentados de la categoría y que incluso mantiene guardadas esperanzas de que algún día pueda dar un gran salto e incluso competir, no sólo en Primera, sino incluso en Europa. Porque todo eso es verdad, pero ello no quiere decir que no tengamos un problema con estos señores que hace dos años compararon el club y que siguen, bajo mi humilde punto de vista, ignorando cómo funciona nuestro fútbol y nuestro país.
Y este problema, que desde luego es menor en comparación con la pobreza deportiva de antaño, no tiene visos de solución, porque lo que se trasluce es una ausencia total y absoluta de concienciación con respecto de que esto sea un problema.
