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BLOG #BarraLibre: ‘With or without you’, por Javier Montoya Lozano

Todos tenemos ex. Ex parejas, ex amigos, ex jefes, ex empresas… Los alumnos tuvimos ex profes y los profes tenemos ex alumnos. Los equipos tienen ex futbolistas y los futbolistas, ex equipos. Lo jodido es cuando sin ser ex jugador, como aficionado en este caso, tienes que apañarte a vivir sin él. Un partido, dos o muchos. Por irse con su selección o cumplir sanción, como ahora Sadiq y Samú en la UDA, pero peor cuando es por lesión y grave, como Mikel Oyarzábal y lo que será una larga ausencia para la Real e incluso la Roja.

La UDA tiene que aprender a vivir y sobrevivir sin su máximo goleador y, también en menor medida, sin su eje. De nuevo hay que entender que se tiene que ir Sadiq a Nigeria con su gente y, por mucho que dependamos de él, sabemos que tenemos que recibir al Girona sin él, pero con Sousa. La ausencia de Costa, por suerte o desgracia, no parece tan traumática, por rendimiento y sustitutos.

Conforme nos hacemos mayores, más ausencias acumulamos. Puntuales o definitivas. Las peores, las que no se recuperan. Porque como aficionados siempre es duro ver marchar a tus ídolos, que se lo digan a mi amigo Raúl: desde Casuco a Zidane, este último primero como jugador y luego como entrenador de su también querido equipo blanco -aunque sé de buena tinta que menos que el rojiblanco-. Mister Piñeiro también tuvo que aprender a vivir, varias veces, con y sin Kalu Uche. Así como, de distinta manera y diferentes sentimientos, con o sin Verza.

Todos hemos tenido que querer y desquerer a Paco Flores, a Emery, a Gracia, a Crusat, a Melo, a Diego Alves, a Piatti, a Ulloa, a Charles, a Aleix o, más recientemente, a Darwin Núñez. Absolutamente todos seguimos apreciando y queriendo a Ortiz, que tuvo a su vez que aprender a vivir sin su madre y pasar a ser Ortiz Bernal, como yo sigo aprendiendo a vivir sin mi padre y sigo siendo el hijo de Pepe el del Bar, negocio que tenía su padre, mi abuelo Dionisio, al que no conocí pero al que debo parte de mi vida, de ser hijo de quien sigo siendo aunque tampoco esté. Así que sí, podemos vivir con o sin quienes falten. Cambiemos canción… Show must go on!

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