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VÍDEO BLOG #Minuto92: Buen viaje, ‘míster’ Imbroda, el tipo al que le profeso una triple admiración

VÍDEO BLOG #Minuto92: Buen viaje, ‘míster’ Imbroda, el tipo al que le profeso una triple admiración, por Víctor J. Hernández Bru.

Se nos ha ido Imbroda, muy pronto, desde luego. Siempre es pronto para que se vaya un grande, un tipo digno de admiración, pero 61 son demasiado pocos para decir adiós para siempre, o hasta siempre, que queda más bonito. Fíjate si es pronto, que yo siempre he albergado la esperanza de volver a ver a Javier en los banquillos; su etapa allí, larga, a mí me supo a poco. Y estoy seguro de que no soy el único.

El domingo escribía en mis redes, al conocer la noticia, que consideraba desde hace mucho tiempo a Javier uno de los míos, repito, absolutamente digno de admiración por mi parte en una triple faceta.

En primer lugar, desde luego, como entrenador de mi deporte, donde no dejó de conquistar hitos de menos a más: desde convertir a un equipo de colegio en club de la ACB que además obligó al equipo más poderoso de su cuidad a una fusión para ser realmente grandes. Aquel Mayoral Maristas de los Smith, Mike y Ray, Nacho Rodríguez, Paco Aurioles y compañía marcó una época del baloncesto español y Javi se convirtió en el espejo en el que se miraban todos los entrenadores de Andalucía, incluyendo los más importantes de Almería. Luego vinieron el Real Madrid y la selección, con éxitos de grandísima importancia que consagraron a Imbroda como figura internacional, con todo el merecimiento por conocimiento, experiencia, pundonor y por ese carácter que lo convertían en un líder natural.

Pero si mi primera admiración es para el deportista, para el entrenador de baloncesto, creo que lo admiro más como empresario, condición en la que también coincido con él. El Imbroda empresario es un sensacional ejemplo de tipo hecho a sí mismo, que comienza desde abajo, que cree en una idea y se deja la vida por ella, nunca mejor dicho, que la riega, la hace crecer y la convierte en un espectacular generador de riqueza, valor y empleo. En nuestra tierra necesitamos muchos Javier Imbroda que luchen por sus empresas y, desde luego, necesitamos una cultura que haga que la sociedad los respete mucho más.

Y me queda una tercera admiración, la que siento por el Javier Imbroda político, sobre todo porque no es fácil encontrar gente que haya llegado a la política renunciando a dinero y riqueza. Javier renuncio a su empresa, vendió acciones que era evidente que se iban a seguir revalorizando, para cobrar un sueldo de político, ínfimo en comparación con sus ingresos como empresario.

Y lo hizo para seguir sirviendo, para continuar invirtiendo en la tierra a la que amaba que era la Andalucía de este melillense. En sus tres años de consejero, nadie consiguió sacar a Javier una mala palabra, un mal gesto. Quienes lo habíamos conocido y seguido como entrenador nos preguntábamos dónde había quedado el ímpetu de su carácter de entrenador aguerrido, cuando lo veíamos responder con calma y templanza a los vergonzantes ataques que le lanzaba en ocasiones la izquierda, trufada como siempre de las más miserables mentiras.

No caeré en la tentación de decir que siempre se van los mejores. Se van todos, pero la realidad es que, cuando lo hacen los mejores, nos duele más.

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