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VÍDEO BLOG #Minuto92: Ante el dinero, ni miedo ni ceguera

VÍDEO BLOG #Minuto92: Ante el dinero, ni miedo ni ceguera, por Víctor J. Hernández Bru.

Es muy curiosa la paleta de reacciones y sentimientos que despierta el dinero. Tampoco es cuestión ahora de profundizar en ella, pero cada uno habrá percibido en su experiencia propia y en la ajena muchas de ellas.

En Almería, desde hace cuatro años, estamos haciendo un máster acelerado y profundo sobre la cuestión, la cuestión de cómo reacciona cada uno ante la llegada de unos señores que no sólo tienen dinero para comprar Almería y parte de su extrarradio, sino que además no tienen pudor en exhibirlo públicamente; y he aquí la diferencia entre ellos y otros súper-millonarios cercanos que ya conocíamos.

Los dos extremos de esa paleta de colores son el seguidismo máximo, aquí denominado como ‘sobeteo de lomo’ en grado sumo, y el miedo ante las múltiples posibilidades que ese tsunami de millones puede suponer con su llegada.

En el primero de estos extremos está la Liga de Fútbol Profesional, empeñada en criminalizar la procedencia del potencial económico de esta UD Almería y en poner palos en las ruedas de este convoy de desarrollo económico que, por ejemplo, se ha mostrado capaz de reunir en el mismo 105×70 a Messi, Cristiano y Mbappé, para que el mundo disfrute observando su poder crematístico. Turky Al Sheikh ha decidido redirigir parte de esa exuberancia económica hacia España y en concreto hacia Almería, pero a Tebas y los suyos les ha dado por precaverse contra esa inversión y han decidido que hay que colocarle todas las cortapisas posibles, no sea que ello suponga un incremento de potencial de nuestra liga, empezando por el equipo de los almerienses.

Es el mejor ejemplo del miedo al dinero, al progreso, al crecimiento, al desarrollo; el miedo que tanto ha lastrado a todos los ‘catetos’ que se han imbuido de esta filosofía desde la noche de los tiempos, a los que han pensado que ferrocarriles, automóviles, aviones u ordenadores serían artefactos del diablo, a quienes creen que un hotel es un elemento de contaminación, a quienes están seguros de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

En el otro extremo están algunos que se han puesto los millones de estos señores ante la vista, para tapar cualquier atisbo de análisis de la realidad, gentes que se han dejado comprar por un dinero que nunca será suyo, pero por lo que pudiera pasar, gentes que, si alguna vez tuvieron criterio, han dejado de tenerlo por si éste llegara en algún momento a molestar o perturbar a los guardianes de la caja de caudales. En el grupo figuran políticos, medios de comunicación y por supuesto aficionados, para los que daría igual que los mismos a los que adulan matarán a su gato: ellos seguirían pensando lo mismo por si acaso en algún momento el motorista de los billetes de 500 toca a sus puertas.

El dinero de Turky es una oportunidad, no una panacea; es una herramienta de crecimiento y desarrollo, pero no un salvoconducto para cualquier tropelía, para que su lugarteniente El Assy crea estar por encima de la ley, de los derechos y de las libertades que los españoles trabajamos durante décadas para tener y conseguimos hace ya casi un cuarto de siglo.

En esto, como en casi todo, en el término medio entre el seguidismo y la obnubilación, entre el entreguismo y el rechazo, entre el rechazo y la ceguera; seguramente, en el término medio esté la virtud.

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