VÍDEO BLOG #Minuto92: Objetivo que no es tan difícil, a pesar de las malas sensaciones de Pamplona, por Víctor J. Hernández Bru.
Pues aquí estamos, a cuatro jornadas para que concluya el campeonato y formando parte del grupo de siete equipos que se van a jugar en esos doce puntos los dos puestos de descenso que restan por adjudicar, tras el descenso matemático del Elche. No es novedad: ya estaba previsto sufrir el primer año tras el regreso a Primera División, máxime con el plantel que entre El Assy y Joao le han preparado a Rubi. Así que casi que hay que dar las gracias por estar como Español, Valencia, Valladolid, Cádiz, Getafe y Celta que como está el Elche.
Por delante quedan dos partidos en casa, en los que seis puntos y es posible que hasta cuatro serán suficientes para quedarnos entre los grandes un año más. Los rivales, un Mallorca con poco en juego y un Valladolid que no está mejor que nosotros, hacen pensar que en un doblete que blindaría la permanencia.
Pero si se tropieza en alguno de los dos encuentros del Mediterráneo, está la red de seguridad de los dos partidos que restan a domicilio, uno de ellos en Anoeta frente a la Real, que se antoja prácticamente una utopía, pero luego está el otro, el de la última jornada del campeonato, en Barcelona frente al Español.
Se trata de sumar cinco puntos, insisto en que quizás cuatro pudieran ser suficientes, entre los dos partidos en casa ante Mallorca y Valladolid o sacar algo positivo de Cornellá El Prat. Cinco o cuatro de nueve, con la opción de recuperar en Anoeta lo que se pueda haber perdido en el camino de esos tres encuentros.
La cosa no parece demasiado heroica y, la verdad, no creo que hubiera mucha gente que pensara en serio que El Sadar iba a ser un río en el que se pescara algo válido para acortar el camino. Osasuna es un equipo mortal, como prácticamente todos, pero durante 34 jornadas había demostrado ser mucho mejor, infinitamente mejor que el Almería, tanto por potencial individual como por empaque de equipo.
Acaso lo único malo es que la derrota volvió a mostrar al peor Almería, ya al margen de las impresiones abracadabrantes que trasmitió en sala de prensa Rubi, que habló de un equipo que había trabajado, cuando los demás lo que vimos fue una lección de indolencia. Ya no se trata de la derrota, sino de unas pésimas sensaciones justo en el momento más importante de la temporada.
Aún así, yo sigo siendo optimista, no tanto por la confianza que me inspira el equipo como por lo poco que falta, lo accesible de los retos que hay que conseguir y, sobre todo, por la tremenda debilidad que están mostrando prácticamente todos los rivales que están metidos ahí abajo. Eso sí, sumar tres ante el Mallorca evitaría mucho sufrimiento… que no están los corazones a estas alturas para muchas tensiones.