VÍDEO BLOG #Minuto92: El exceso de confianza, enemigo número 1 de la UDA, por Víctor J. Hernández Bru.
Al final de la temporada pasada, el CEO de la UD Almería afirmaba que el equipo había subido a Primera y que no volvería a bajar a Segunda. Hace meses, el propio El Assy aseguraba que los rojiblancos no van a bajar a final de esta temporada. Y no muchos días después, era el propio Rubi el que intentaba en vano tranquilizarnos, al asegurar que no se iba a perder la categoría.
Yo quiero pensar, espero con todas mis fuerzas, que todos ellos y el resto de los profesionales que trabajan en el club no piensan esto, aunque a alguno le he leído en estos días asegurar que está absolutamente seguro de que no vamos a perder el puesto en Primera División.
Sinceramente, más allá de la temeridad, este tipo de manifestaciones, estén o no respaldadas por la creencia real, creo que este tipo de manifestaciones sólo pueden crecer en mitad del más absoluto desconocimiento de lo que es el fútbol profesional y, sobre todo, de lo que es más conveniente en este ámbito.
No puedo evitar, en estos días, acordarme del entrenador que cogió al Polideportivo Ejido en Tercera División y, en dos temporadas consecutivas, lo subió primero a Segunda B y justo al año siguiente a Segunda A. Y recuerdo cómo el año de Segunda B, con el equipo situado en el primer puesto de la tabla semana tras semanas, preguntado por las opciones de ascenso a LFP, siempre solía responder que el único objetivo era la permanencia y hasta que ésta no estuviera atada, no hablaría de temas mayores.
Antonio Tapia era ya un sabio del fútbol, un tipo que las había visto de todos los colores. Años después, se convertía por méritos propios en un emblema del Málaga CF, en el hombre milagro del que se echaba mano cada vez que había una necesidad y nunca abandonó esa filosofía que tenía mucho de humildad, mucho de prudencia, pero sobre todo mucho de oficio, de conocer el fútbol por dentro.
Yo creo que el Almería va a conservar la categoría, pero no puedo comprender ese triunfalismo y esa seguridad matemática, cuando todo el mundo sabe que, aunque la UDA depende de sí misma, su salvación pasa en mucho también por otros factores exógenos, como la inspiración del rival o las circunstancias del arbitraje, además de las actuaciones de otros rivales y de algunos otros elementos de ésos que no sólo no se pueden controlar, sino que tampoco se pueden poner en un papel con sello y firma.
