VÍDEO BLOG #Minuto92: Misión cumplida y, ahora, a pensar…, por Víctor J. Hernández Bru.
En la vida, en general, cuando se alcanza un objetivo, cuando se termina con éxito una tarea, cuando se cumple una misión, lo primero es celebrarlo. Celebrarlo porque todo objetivo conlleva un sacrificio para ser cumplido y el de quedarse en Primera División, sin duda, lo supone.
La UDA debe celebrar y estar satisfecha por conseguir salvar la categoría, máxime con las circunstancias en las que se ha alcanzado. Así que lo primero es festejar y mostrar el orgullo de seguir siendo una de las pocas y privilegiadas ciudades que el próximo año competirán en Primera División.
Y una vez llevado a cabo todo esto, llega el momento de pensar, de reflexionar y de proyectar al futuro a corto esas reflexiones. La Unión Deportiva Almería tiene una grandísima ventaja competitiva que le hace superior a muchos de sus 19 rivales de la categoría: los petrodólares de Turky Al Sheikh. Y también tiene una serie de desventajas competitivas que bien podría arreglar con esa pasta llegada de Oriente.
El primer déficit, fácilmente corregible, es la dirección general del club, en manos no sólo de personas sin ningún tipo de preparación y experiencia en el fútbol profesional occidental, que se quiera o no, se mueve en unos parámetros muy concretos y singulares que conviene estudiar, aprender y aplicar si se quiere prolongar los éxitos.
Y el segundo gran déficit de los rectores rojiblancos es que carecen absolutamente de la humildad y curiosidad vital imprescindibles para aprender. Ellos creen saberlo todo y no pierden ni una sola oportunidad de admitir el más mínimo error. No han parado de equivocarse desde que llegaron, primero con un carrusel de entrenadores que es ingrediente fundamental para el fracaso en el intento de subir a Primera; y más tarde, este verano, montando un equipo a beneficio de lo representantes que se han estado descojonando de risa mientras se lo llevaban calentito y dejaban un equipo desestructurado, plagado de jugadores de Segunda y aderezado con hasta ocho fichajes que estaban a años luz del nivel de Primera División, además de cuatro o cinco refuerzos reales y de categoría.
Eso, y por cierto y no menos importante, un filial que ha sido un desastre, como reflejo de la cantidad de compromisos que se han admitido con esos mismos representantes, que para traer a los integrantes del primer equipo, han exigido fichajes para un filial que ha terminado siendo una especie de ‘Frankenstein’ hecho a retales sin ningún orden ni concierto.
Insisto, ahora es momento de reflexionar, porque afortunadamente los petrodólares, y sobre todo el conocimiento, la experiencia y el oficio de Rubi, nos han salvado. Ahora toca elegir entre seguir jugando a la ‘ruleta rusa’ como estos cuatro años o empezar a configurar un club basado en el conocimiento del terreno que se pisa, incorporando a expertos en fútbol español y con una estrategia y criterio absolutamente profesionales. La decisión sólo la puede tomar Turky… suponiendo que el jeque tenga conocimiento del problema.
