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Marco Carreño sigue los pasos de su padre y renueva con el Unicaja Costa de Almería

El joven de 17 años afrontará ya el gran salto de su proyección como jugador.

El vínculo está claro. Es más que obvio. El hijo llega al padre, o viceversa, porque se está ante un apellido que empezó a escribir la historia ahorradora hace 31 años con el nombre de Charly, así durante dos décadas consecutivas en pista y banquillo, algo que después de un decenio de pausa se retomó con el nombre de Marco. En el año 1992, el padre, en el año 2021, el hijo, y en el año 2023 se produce una convergencia que parecía estar ya escrita. Sí, habrá Carreño ‘al cuadrado’ para una renovación también ‘al cuadrado’ en las filas de Unicaja Costa de Almería: Marco sigue y se confirma que hay saga.

Será la primera además que se produzca en el club y el jovencísimo receptor de 18 años, que cumplirá los 19 a las puertas de la pretemporada, sabe la presión que supone. No le importa, no lo teme, porque si de presión se habla, le llega por demasiados frentes. Calma como ingrediente de su personalidad, mirada que denota confianza en si mismo y un reto mayúsculo que cumplir y al que se enfrenta sabiendo el dónde, el cómo y el quién: “Ser un Carreño es algo que siempre está presente en las expectativas de los demás, pero no es algo que me influya ni lo más mínimo”. Sabe lo quiere y va a por ello.

Marco Carreño Millón nació en Almería el 7 de agosto de 2004, cuando Charly Carreño Cejudo tenía delante el final de su brillante carrera deportiva, a la que dio continuidad en el propio Unicaja Costa de Almería como entrenador asistente. Mientras, Marco crecía y observaba, y pese a no sentirse presionado en ningún momento, se dice que lo cortés no quita lo valiente, admirado la grandeza de ese tal Charly: “Mi jugador referente siempre ha sido mi padre; igualarlo ha sido como una meta que alcanzar y es de quien me inspiro”. Se puede decir más alto, pero no más claro, de la historia al futuro verde compartido.

Receptor de 193 centímetros, con una genética privilegiada para convertirse en ‘caballo’ con el trabajo y el sacrificio, precisamente sobre eso no va a escatimar lo más mínimo en esta su tercera temporada en el club. Se le dan las tres circunstancias de que su ídolo es su padre, de que por el aprendizaje ‘nómada’ de su padre nunca habían coincidido, y de que, ahora sí, su padre será el entrenador que lo haga despegar definitivamente: “Tengo mucha ilusión de estar en el primer equipo esta temporada, ya que es el primer año que voy a entrenar con mi padre, ya que por la distancia nunca podíamos estar juntos”.

Será duro, no lo duda, pero además lleva el aviso del propio Charly: “Marco Carreño es talento almeriense; después de su paso por la Concentración Permanente de la selección española y varias temporadas en el club, debe empezar a dar más pasos hacia adelante; se le espera la mejora en su rendimiento en los entrenamientos, una responsabilidad que debe aceptar y cumplir”. Finaliza su valoración con un elocuente “altura y fuerza, la ‘grinta’ está llegando”. El equilibrio entre veteranía y juventud, entre rendimiento y formación, es la definición del proyecto del regreso de Charly a su casa, que no es del corto plazo.

Marco toma la palabra, o recoge el guante: “Esta temporada quiero que suponga para mí un salto de nivel y empezar a ganar confianza para ganarme un sitio de titular en el futuro”. Es lo que además le toca después de dos años en la disciplina ahorradora: “Tras salir de la Selección Permanente, el primer año en Unicaja fue de adaptación a la Superliga, que me hizo crecer como jugador, y con el Junior he podido ganar mucha experiencia jugando con mis compañeros de toda la vida”. Ahí está con Juanjo Cano, una persona importante para él: “Jugaba el fútbol en el colegio Ciudad de Almería y Cano hizo un equipo de chicas un año menores que yo, con las que estuve entrenando mi primer año”.

Cómo es el Charly Carreño entrenador todavía es algo que no puede responder con una plena confianza en la respuesta, “la verdad que nunca hemos podido entrenar juntos”, ha insistido, “pero mi padre siempre me ha transmitido su filosofía de vóley, y tengo muchas ganas de empezar a trabajar a su lado”, ha subrayado. Lo hará además a bordo del que califica como “un proyecto muy ambicioso”. Para esta temporada, “esperamos formar un gran grupo que se compenetre a la perfección y volver a conseguir resultados”. Contexto de una Superliga que también se renueva, conoce bien y respeta a los nuevos valores.

En ese sentido, Marco es rotundo: “En mi paso por la Permanente sí he podido coincidir con todos los jóvenes que hemos entrado a la vez a la Superliga, y puedo decir que hay muchos talentos para mantener la liga en un futuro”. Su mensaje a la afición lo hace con su asiente en el Moisés Ruiz todavía ‘caliente’, porque no hace tanto que él mismo estaba animando en la grada. Después, a la primera, sintió la fuerza que entra a la pista desde fuera: “Recuerdo a la grada del Moisés Ruiz cuando ganamos la Superliga y se me ponen los pelos de punta; la afición a veces gana campeonatos, y pienso que con el apoyo de todos, sumado al trabajo diario, vamos a llegar muy lejos esta temporada”.

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