VÍDEO BLOG #Minuto92: Vinicius, James Nnajy, el racismo, el márketing y la diferencia entre llamar negro y llamar hijo de puta, por Víctor J. Hernández Bru.
Sólo ha hecho falta que pasen unas semanas para corroborar, ya sin ningún género de dudas, que la marabunta montada por los intolerables insultos racistas recibidos por Vinicius Jr en Valencia tenía mucho más de política, de intereses deportivos y de manipulación mediática que de otra cosa.
Ya entonces resalté lo que siempre afirmo: que el racismo no sólo es intolerable, sino que es, seguramente, el comportamiento más ridículo y absurdo, el más estúpido de todos los que puede adoptar el ser humano, ya que no puede calificarse de otra manera a quien se fija en el color de la piel para valorar a un ser humano.
Pero también advertí que en todo esto había un tufo, una densa peste a operación política y mediática inconfundible. Desde el minuto uno, advertí que el que se llame mono a una persona negra tiene mucho más de falta de educación que de racismo; que este tipo de comportamientos son absolutamente minoritarios tanto en un estadio, el que sea, como en nuestro país en general; y que calificar de racista a todo un país es otra imbecilidad de tamaño XXL. Y por supuesto, constaté que la reacción pública no ha sido ni mucho menos la misma con el citado futbolista que con todos los demás que han sufrido este tipo de descalificaciones.
Pero la clave de todo me la dio Xavi Hernández, cuando puso el dedo en la yaga al preguntarse por qué demonios los deportistas, desde jugadores hasta árbitros pasando por entrenadores, han de hacerse a la idea de que están obligados a soportar insultos porque sí, porque a los tarugos y vándalos de la grada les da la gana.
Y ahora, pasado el tiempo descubrimos que a otro deportista, también negro, el pívot del Barcelona de baloncesto, James Nnaji, le dijeron lo mismo o cosas peores a su entrada al Palacio de Deportes de Madrid, donde se disponía a jugar el tercer partido de la final ante el Real Madrid; con el agravante de que fue en frío e incluso antes de que comenzase el partido, lo cual descarta el ‘factor calentón’.
La reacción mediática no le ha llegado ni a la altura del tobillo a la registrada cuando el episodio con Vinicius, mientras que la reacción política, en este caso, simplemente no ha existido: no ha habido políticos quejándose; sin más.
Queda absolutamente demostrado lo que cualquiera con un mínimo de rigor y sinceridad teníamos claro: había más política e intereses que racismo en lo de Vinicius. Y ahora me pregunto, por ir un paso más allá y por entrar al fondo del asunto: ¿Puede alguien decirme quién y por qué ha decidido que llamar a alguien negro es mucho más grave, absolutamente intolerable y asunto susceptible de acabar convertido en asunto de estado, mientras que llamar a la misma persona, por ejemplo, hijo de puta, se ha normalizado por todos los que se rasgaban las vestiduras hace unos días con lo de Vinicius?
