VÍDEO BLOG #Minuto92: El pico, el gañanismo, el cuñadismo y las oportunidades dadas al feminazismo, VÍDEO, por Víctor J. Hernández Bru.
Quien me conoce sabe que ni me corto, ni huyo de expresarme como creo que es oportuno, huyendo de las dictaduras de lo políticamente correcto y de las presiones de los de siempre; y que me gustan quienes de esta manera van por la vida. Y además, que suelo pasarlo bien cuando observo que, con mi manera de ser, se sienten ofendidos los manipuladores, los cuñaos, los totalitarios de lo políticamente correcto y los ‘tontolnabos’ en general.
Pero lo del ya famoso beso del presidente de la Federación Española de Fútbol a la jugadora internacional Jenifer Hermoso excede de todo eso, por la sencilla razón de que supone un extraordinario cargamento de munición a todos ésos que acabo de mencionar.
La valoración de la acción en sí no puede llevarse a cabo sin conocer a fondo el grado de relación entre Luis Rubiales y la campeona del mundo. Y, obviamente, nada más producirse, un extraordinario ejército de cuñaos que siempre están en retén ante la posibilidad de este tipo de situaciones y que no tienen ni puñetera idea de la relación que tienen ambos, se han lanzado en tromba para criminalizar al personaje.
Yo también desconozco qué tipo de relación tienen ambos, aunque a juzgar por las sus declaraciones, el episodio puede encajar perfectamente en la misma. En todo caso, si no fuera así, si se trata simplemente de dos buenos amigos que no suelen expresar su amistad de esa manera, el comportamiento sería absolutamente intolerable, aunque repito, a mí no me da la impresión de que a Jenifer le supusiera una gran sorpresa. Eso sí, si Rubiales se ha sobrepasado, si ha abusado de la confianza de Jenifer, no me cabe duda de que ésta lo habría expresado públicamente, tal y como están las cosas en este ámbito. Las palabras de Hermoso en el vestuario, afirmando entre risas “eh, que no me ha gustado”, no parecen mostrar un gran malestar.
Pero Rubiales es un tipo sobradamente conocido, no ya por su espontaneidad y falta de complejos, sino por acostumbrar la adopción de comportamientos bastante impresentables, como es llevarse las manos a sus partes en ese mismo partido, en gesto absolutamente zafio e infantil, que cobra un tinte especialmente grosero al realizarse en presencia de la reina y la infanta.
Pero para mí, lo peor de esta historia es la absoluta falta de inteligencia de Luis Rubiales, que no deja de ser un tipo que le daba patadas a un balón, elevado a alto dirigente futbolístico por la vía del sindicalismo deportivo. Rubiales es tan cortito que se ha adentrado en esta selva sin tener en cuenta que le iba a regalar días de gloria y decenas de portadas al feminazismo militante, que jamás habría protestado si la presidente de la Federación hubiera sido mujer y el futbolista besado un hombre; o que no dijeron absolutamente cuando Pablo Iglesias le plantó un beso a Teresa Rodríguez contra su voluntad o un pico exactamente igual al de este caso a su compañero y subordinado Javier Domenech. Todo lo que sea saltarse lo políticamente correcto, estupendo; alimentar a la bestia, con cuidado y siempre y cuando se goce de una inteligencia superior… que no es el caso.
