VÍDEO BLOG #Minuto92: Onanismo mental, por Víctor J. Hernández Bru.
Me vais a perdonar el titular, esto de ‘Onanismo mental’, pero cuando pensaba que ya nada me iba a sorprender acerca de la ceguera que aún se sigue exhibiendo en torno a esto de la UD Almería, el encuentro de Copa del Rey me ha vuelto a demostrar que da igual lo que ocurra, que pase lo que pase va a haber quien siga pensando que todo esto es un accidente, el producto de una mala racha o la responsabilidad de un entrenador, de unos jugadores, de los árbitros o, por qué no, de Radio Marca.
Sí: se ha derrotado a un equipo que milita tres categorías más abajo. Y aunque sea cierto también que el pasado año nos echó de la Copa el glorioso Arenteiro y no hace mucho el prestigioso Tamarceite, ello no significa que no sea casi imposible que un conjunto de Primera División caiga ante un rival tan tremendamente inferior.
Imaginemos, pongamos en contexto: el equipo de nuestro hijo, juvenil, le ha ganado al alevín de su club; el campeón de la Champions ha podido con un Segunda División; el Madrid le ha ganado al colista de Primera RFEF.
Y aunque parezca mentira, ante un hecho análogo a todo esto que estoy relatando, hay quien ve un punto de inflexión, una inyección de moral para corregir la desastrosa trayectoria en Liga, incluso una oportunidad para rescatar del filial a jugadores que han demostrado ir justos para Tercera RFEF.
Me he cansado de repetirlo desde julio: las categorías existen por algo. Y sí, a veces se producen excepciones como en todo, pero no todos los días van a ser Pascua. El Almería no tiene, hoy por hoy, un equipo para competir en Primera y ésa la razón principal por la que no compite. No lo tendría incluso con toda la plantilla disponible, pero ahora, sin Pubill, sin Luis Suárez, sin Akieme y con Robertone tocado, está a años luz. No hablo de otros, también lesionados, porque obviamente no son jugadores de Primera División.
En Talavera nos hemos ganado la oportunidad de seguir adelante en la Copa y eso no está mal, habida cuenta de que el año que viene, salvo milagro, estaremos en Segunda. Pero tomar un triunfo ante un rival de un nivel tan inferior a la Primera División, como patrón para un posible cambio de rumbo es volver a engañarse, como muchos se engañaron cuando les dijeron que Lopy, Arribas, Koné, Pubill o Baba iban a ser grandes jugadores para optar a metas mayores que la permanencia.
Siento ser yo el que vuelva a echar agua al vino, el que pinche el globo, el que haga venirse abajo el suflé, pero creo que ya hemos tenido bastante, que ya son suficientes gayolas mentales. La época del onanismo intelectual ha de morir para siempre, dejando paso a un cierto realismo que nos haga poner los pies en el suelo y ver la realidad con un mínimo de perspectiva. Repito, lo siento.
