VÍDEO BLOG #Minuto92: Selecciones, calendarios y lesiones, por Víctor J. Hernández Bru.
A nadie que siga un poco mi trabajo le sorprenderá lo que voy a decir, a propósito de que yo disminuiría de manera radical la actividad de las selecciones nacionales, que fuera de los grandes torneos, me parece un peñazo infumable. Hace siglos que no me trago un partido amistoso, ni de clasificación para Europeos o Mundiales ni de nada que no sea una fase final de un torneo serio y no esta milonga que se han inventado ahora para sacar pasta para las federaciones y justificar los sueldos de grandes comedores y mejores bebedores, que diría aquél.
No, no reniego de mi selección. Me gusta España y soy muy de España, pero por un lado me aburren tremendamente los amistosos y los partidos clasificatorios contra rivales que no resistirían media temporada en Primera RFEF y, además, tengo muy claro que es imposible compatibilizar el calendario oficial de los clubes con los parones de selecciones.
Y no es ya solo por las lesiones, que también; sino además porque no tiene sentido que continuamente se corte el ritmo de la competición de clubes, se inserten semanas en las que la mitad de las plantillas entrenan sin la otra mitad y sin competición y los otros se marchen a meterse miles de kilómetros entre pecho y espalda, para mayor gloria de sus federaciones y de los ‘gordonchos’ y los ‘chupópteros’ que las dirigen.
Pero luego está eso, el gran perjuicio para los clubes, que son los que pagan toda esta fiesta, los que mantienen el lío éste del fútbol profesional y que no sólo están pagando a los jugadores durante esos períodos en los que no pueden contar con ellos, sino que además en muchos casos, cada vez más porque cada día se juegan más partidos, se los devuelven lesionados y con gravísimo perjuicio.
El que un futbolista se marche sano con su selección y regrese con una lesión que le impida jugar en cuatro meses, o en seis o en una temporada completa es un perjuicio cuyo coste no se puede calcular, del que es imposible resarcir, repito, a la empresa que es propietaria de los derechos de ese profesional.
Sin embargo, como en esta fiesta mandan las federaciones y los clubes no tienen la suficiente valentía para parar este desastre, para exigir que se les respete más, a ellos y a sus aficiones, y que las selecciones estén para lo que deben estar: para cobrar protagonismo cuando se haya acabado la competición de la temporada regular de clubes.
