VÍDEO BLOG #Minuto92: Estadísticamente el peor equipo de la historia de Primera División pero, ¿y la autocrítica?, por Víctor J. Hernández Bru.
Lo que está pasando este año en la UD Almería es digno de estudio. Estamos ante un club que este lunes ha entrado como un elefante en una cacharrería en la historia del fútbol español, convirtiéndose en el peor equipo de la historia en Primera División en números, superando al Spórting de Gijón de 1998, con una racha de cinco partidos sin marcar un gol en su campo, con la peor estadística de la actual Europa profesional y con una plantilla con una calidad ínfima, seguramente también la peor en la historia de la categoría.
Pues bien, anoche, en las redes sociales, pudimos ver a algunos especímenes queriendo culpar a periodistas que contamos la verdad, que relatamos toda esta realidad incuestionable, incontrovertible, indisimulable; echando mano de viejas imbecilidades como la de que hay periodistas almerienses que quieren que pierda nuestro equipo, o que son de otros equipos de la provincia más que de éste.
Sinceramente, es una pena que, a estas alturas de la película, haya tanta ‘bufanda con patas’. Que sí, que soy consciente de que es una ínfima minoría, porque a estas alturas la gran mayoría de los almerienses saben lo que está pasando y el timo que suponen los salvadores de la patria. Pero es que uno sólo que se deje engañar de esta manera, que no sea capaz de entender lo que está ocurriendo desde hace cinco años y que confunda el análisis de la realidad con el amor a unos colores, hace que, al menos ésos, merezcan lo que tienen.
No se ha producido una cosa igual en la historia de nuestro fútbol: un equipo que ha sumado 7 puntos de 72, que es el peor de la historia en España y el peor de Europa este año, que lleva cinco partidos sin marcar un gol en casa y ante el que haya quienes, en lugar de mostrar su disconformidad de la manera que sea, se entretengan e criticar a quien evidencia esta realidad, repito, absolutamente incuestionable.
Un club grande necesita la autocrítica. Y si ésta no llega de sus dirigentes, que bajo ningún concepto va a llegar, al menos debe llegar en bloque, sin ni una sola discrepancia, desde su afición. Una afición que no debe, bajo ningún concepto, dejarse engañar con milongas, con promesas y con bisutería barata. Nada de eso puede esconder una realidad tan grosera y palpable como la de haber batido el récord de ser el peor equipo de la historia en Primera.
