VÍDEO BLOG #Minuto92: Expectante por conocer cuál es el discurso del optimismo o del conformismo esta semana, por Víctor J. Hernández Bru.
Nueve puntos de 81 posibles, cero victorias en 27 partidos, el peor equipo de Europa, el peor equipo en la historia de España y, desde este viernes, el segundo peor equipo de la historia futbolística profesional en todo el continente. A pesar de quienes afirman que constatamos semanalmente estos datos por hacer un daño gratuito, que hace falta tener la cara dura o estar absolutamente en la parra y no ver las uvas, lo vamos a seguir haciendo.
Primero porque es noticia, lo es cada semana que pasa y lo seguirá siendo; segundo porque nuestra obligación es exigir que alguien asuma responsabilidades; y tercero porque no entendemos cuál es la razón por la que alguien, algunos, están intentando normalizar una situación tan absolutamente extraordinaria.
En las últimas semanas hemos escuchado de todo: que el equipo no está tan mal porque ha competido siempre, que la culpa es de los árbitros o de las lesiones, que nadie nos ha goleado, que si se desciende no pasa nada porque eso es normal y, por supuesto, la cumbre, que si se dan los datos de la extraordinaria, histórica situación del equipo en lo malo, es porque se quiere hacer un daño gratuito.
También ha cundido, últimamente, el mensaje de que aún hay esperanza. De hecho, el partido de Vigo había sido catalogado como la última final, la última oportunidad, en un ‘milonguismo’ verdaderamente meritorio, por cuanto supone de querer convencer a los presentes de que lo que tienen delante es un chino de Taiwan, cuando en realidad lo que ellos ven es un caballo de carreras.
Ahora, el equipo está a quince puntos de la zona de salvación, con 9 por los 24 que marcan ahora mismo la permanencia. Quince puntos, cuando quedan once jornadas por disputarse, es decir, 33 puntos. A quince de la zona de salvación, cuando quedan 33 por disputarse y quedando enfrentamientos entre los equipos protagonistas, lo cual asegura que algunos de ellos sí sumarán.
Pasó, por tanto, eso que llamaban ‘la última final’ y no precisamente con los resultados esperados. Muy al contrario, el equipo ofreció en Balaídos, diga lo que diga su entrenador, una imagen paupérrima, sin rastro alguno de ninguno de los presuntos brotes verdes que los amigos del proyecto habían querido ver en las últimas semanas.
Y no, el Celta tampoco nos goleó, porque no hace falta que nadie te golee para ser el peor equipo de la historia. Basta con no tener ninguna capacidad para ganar un partido. Y ojo, que tras 27 encuentros, ya sólo quedan 11 oportunidades para no terminar la temporada ‘en vacío’.
Y la gran pregunta es, ¿y ahora qué dirán los normalizadores de la situación? ¿Qué aducirán los optimistas?
