Hubo un hecho que me llamo mucho la atención en la final de la Copa del Rey de fútbol. Fue la forma en la que Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, distribuyó los lanzadores de los cinco penaltis. Habitualmente en un partido te pueden pitar un penalti a favor, dos como mucho, siempre suele haber uno o dos especialistas en la plantilla, pero es raro que tengas a cinco o seis jugadores que sean especialistas en penaltis, con lo cual, teniendo muy claro que los especialistas los van a lanzar, estando en el campo, obviamente, tienes que elegir a tres o cuatro más.
Normalmente, los jugadores, después de 120 minutos, la presión de la final, del tiempo que llevan preparando la final, no todo el mundo está preparado tanto física como mentalmente para ese momento. Ya lo repitió también Aguirre en la semifinal contra la Real Sociedad y le salió bien y es un poco darle poca trascendencia al lanzador. Habitualmente, el entrenador habla con los jugadores y decide qué cinco son los que tienen que lanzar, en este caso, se vio en las imágenes que cada vez que decía un lanzador el equipo hacía un gesto de ¡hurra! o de ¡bien! como si fuese un premio, como si no fueses a representar, como si fueras uno de los miembros que nos vas a llevar al triunfo.
Desgraciadamente no le salió bien la jugada, en semifinales sí, pero es una forma más de enfocar la situación-En lugar de ser algo que le pueda pesar al jugador, en lugar de ser una escena así un poco más serio, pues un poco festejar que seas tu el lanzador y quitar un poco de presión al jugador. Hay que jugar con todas las bazas que tengas y también la psicología puede ayudar en estos momentos, aunque desgraciadamente para el Mallorca no le salió bien la jugada.
