VÍDEO BLOG #Minuto92: ¿Por qué Turki ha pasado olímpicamente del Almería y de Almería este año?, por Víctor J. Hernández Bru.
Quienes me conocen saben que soy muy poco dado a las especulaciones. Y por tanto, hacer cábalas sobre algo que se nos escaba al cien por cien de los almerienses no es, desde luego, lo que más me agrada ni lo que más me pide el cuerpo. Sin embargo, creo que, al menos, los almerienses debemos preguntarnos qué es lo que ha pasado, o está pasando, para que el presidente y dueño de la UD Almería, en el segundo año del club en Primera División, esté pasando tan olímpicamente de su equipo.
No es algo nuevo. De hecho, son ya varios casos en los que un multimillonario compra un club español, se coloca como presidente y luego ubica a un sujeto interpuesto que tiene plenos poderes, pero que no es el responsable del dinero que mueve la organización, mientras que él se niega siquiera a pasar por la ciudad donde está situado el club en cuestión.
En ninguno de los casos en los que se ha dado esta situación, la cosa ha salido bien. Y no seré yo quien sostenga que los refranes tengan siempre la razón, pero en aquello de que ‘el ojo del amo engorda el caballo’ suele haber un grado de cumplimiento más que sobresaliente.
Pero volvamos al Almería, ese club en el que, hace cinco años, llegó un nuevo propietario, sembrando la alegría que traen consigo los billetes y mucho más si se éstos tienen forma de petrodólares. A Turki no lo conocíamos de nada y él lo sabía. Por eso se esforzó tanto, al principio, en conquistarnos por donde más fácil lo tenía: la pasta.
El ministro trajo consigo la maleta de las migajas y empezó a repartir billetes de 500 y coches entre la afición, que enseguida creyó estar ante un gran benefactor. Su siguiente movimiento de ‘auto-bombo’ fue el que más me ha convencido en estos cinco años, dejando un millón de euros en la ciudad y en plena pandemia, lo cual, al margen de ser otra ‘migaja’ más para sus espectaculares arcas, suponía un gran importante de compromiso con Almería. O al menos eso parecía.
En el club, deportivamente, también ha puesto mucho dinero, aunque en manos de un equipo profesional altamente deficiente, como demuestran los tres años que necesitó para el ascenso, la permanencia agónica pese a ser un presupuesto de mitad de tabla y el descenso de este año, haciendo el ridículo, con el segundo máximo presupuesto en fichajes.
Pero el pasado año en menor medida y éste de forma descarada, Turki se ha desentendido de la UD Almería. De hecho, no ha venido a ver ni un solo partido, como sí hizo en temporadas anteriores; y se ha olvidado de sus habituales publicaciones en redes sociales sobre el ámbito rojiblanco. Es más, se le ha visto públicamente muy comprometido con otras organizaciones deportivas, muchas veces en relación con el boxeo y otros deportes y también con el fútbol, en concreto con el club italiano de la Roma.
Y como no soy amigo de especulaciones, no voy a aventurar qué es lo que creo que está pasando, pero sí hay dos cosas evidentes: por un lado, que algo está ocurriendo y, por otro, que nadie nos está dando ninguna explicación al respecto. Aunque claro, esto último tampoco es novedad.
