VÍDEO BLOG #Minuto92: Esperando la sexta revolución de la UDA, tras 84 fichajes en cinco años, por Víctor J. Hernández Bru.
MI querido Paco Navarro me pasaba el pasado fin de semana un informe sobre los fichajes que ha llegado a cabo la UD Almería desde que, en agosto de 2018, aterrizó aquí Turki Al Sheikh y sus ineficaces y poco preparados hombres de confianza. El balance es aterrador: 84 fichajes en cinco temporadas, a razón de casi 17 por temporada, para corroborar que el errático comportamiento del club ha emanado directamente de la falta de conocimiento y experiencia de sus rectores.
Cualquiera que haya pasado alguna vez por delante de la puerta de un club, amateur o profesional, sabe perfectamente que con este ritmo de fichajes es prácticamente imposible consolidar un proyecto y asentar un equipo con la paciencia necesaria para que puedan llegar los resultados.
Y sí, alguien puede decir que en estos cinco años se han vivido un ascenso a Primera y una permanencia, lo cual no sólo es cierto, sino que no está exento de mérito. Pero para adornar el dato hay que añadir que el ascenso fue a la tercera, siendo los tres años el máximo presupuesto de la categoría; y que la permanencia llegó como cuarto por la cola y en la última jornada, a pesar de ser un presupuesto de mitad de tabla.
Pero volvamos a los 84 fichajes, de entre los cuales yo he calculado aproximadamente un 80% de fiascos y más de un 50% de grandes fiascos. Y me refiero a fiascos como Makaridze, Owona, Orozornwafor, Nkaka, Kaptoum, Coric, Ivanildo, Schettine, Pedro Mendes, Buñuel, Carriço, Nelson Monte, Olivera, Juan Gutiérrez, Appiah, Jonathan Silva, Vada, Sola, Kaiky, Mendes, Svidersky, Guedes, Escobar, Pacheco, Lázaro Vinicius o Milonanovic, por poner tan sólo 26 ejemplos realmente escandalosos.
Y todo esto, ¿para qué? Pues realmente no sé si alguien sabrá para qué, aunque así, a bote pronto, la única explicación que aparece en el horizonte es la necesidad de mover nombres y hombres para generar un movimiento de dinero que es tan evidente que no favorece al club como a quién sí favorece.
Si una plantilla tiene 25 jugadores, que un club se entretenga durante cinco años consecutivos a mover de media a 17 de ellos y a quedarse únicamente con ocho supone un suicidio deportivo absolutamente inexplicable, pero que, paradójicamente, explica a las claras que no hay nadie al mando, que el timón marcha al pairo, que el club es el ‘sin dios’ que era tan previsible que fuera, teniendo en cuenta que está comandado por un presidente ausente que se cree un entendido en fútbol y que sueña con hacerse fotitos con las grandes estrellas del balompié mundial y que tiene, como hombre de confianza sobre el terreno, a un tipo que antes tan sólo había sido ojeador y un año como responsable del fútbol juvenil del prestigioso Pyramids del a su vez prestigiosísimo fútbol egipcio.