Leyendo ayer los dos párrafos con los que la UD Almería agradeció los servicios prestados a Pepe Mel y le puso oficialmente en la calle tengo que confesaros que sentí cierta pena. El técnico madrileño ha cumplido sobradamente durante estos poco más de dos meses con su condición de apagafuegos, pero la cúpula rojiblanca, que en su día no hizo por acudir a su presentación, tampoco ha querido despedirle con ningún tipo de honores, comunicado al canto y a por el próximo.
Se merecía bastante más un Mel que ha conseguido evitar varios bochornos históricos al proyecto de El Assy y Goncalves. Logró esa primera victoria que tanto preocupaba a los mandamases, de hecho alcanzó tres, también la mayor goleada de la historia en Primera División cuando parecía que el club iba a ser el primero en no ganar un partido en casa, y casi de regalo escaló una posición, esquivó el farolillo rojo y metió en la caja un millón de euros más. ¿Son motivos para dedicar al veterano técnico algo más que dos párrafos?.
Al mismo tiempo que Mel hacía las maletas me llegaba la información de que la UDA ha ofrecido la ampliación de contrato a Jonathan Viera que sería rojiblanco, al menos, hasta 2026. Uniendo ambas noticias queda claro lo que tantas veces he comentado en las ondas, estamos ante un Almería de dos velocidades, en el que unos reciben tratamiento VIP sin tener el populacho demasiado claras las razones y otros salen por la puerta de atrás como apestados o son ignorados y ninguneados pese a pertenecer aún al club. ¿Está ligada la supervivencia en la entidad a reírle las gracias al CEO?.
Resumiendo, el Almería rescató a un jugador en paro de 34 años que, salvo el encuentro ante el Villarreal, ha ofrecido un rendimiento bastante gris, le firmó una temporada y media, la afición le aplaude hasta cuando se autoexpulsa y ahora quiere ampliarle el contrato pese a que en su propia presentación ya dejó en el aire que se pudiera quedar en la 2024-2025. En castellano, que quiere irse a Arabia, pero tener las espaldas bien cubiertas por si falla esta operación. Qué le debe la UDA a Viera, quién lo sabe. Es lo que tiene caer en gracia en los despachos del Juegos del Mediterráneo, Mel no dio con la tecla y se fue a Sevilla porque perdió su silla. Hasta siempre míster.
