VÍDEO BLOG #Minuto92: Qué poquito estáis ayudando a Milovanovic con tanta milonga, por Víctor J. Hernández Bru.
Sinceramente y con todo el respeto y el cariño a Marko Milovanovic, no sé a qué demonios se está jugando con este chico. Que dos tipos que sólo ven petrodólares en esto del fútbol quisieran ficharlo por si algún día se transformaba en cisne, con los beneficios económicos que ello les hubiera dado a ellos, no va a ser nunca sinónimo de que un jugador cuyas cualidades están a años luz del fútbol profesional español vaya a convertirse en un jugador de LFP porque sí, porque lo digo yo, porque trabajando se logra todo es una teoría cándida e infantil que, sin duda, le está causando un gran problema al futbolista.
Marko no tiene absolutamente ninguna culpa de no ser un jugador de ‘nivel España’. A él lo llamaron a la puerta para firmar en un club de LFP y lógicamente flipó, como flipamos todos los que lo vemos jugar cada semana, porque como él hay muchos jugadores en las categorías RFEF e incluso inferiores.
La diferencia es que por él la UDA pagó un pastizal y su presidente dijo de él que es “una estrella”. Y para gente con la escasa capacidad autocrítica de éstos, bajarse de la burra y reconocer que no tenían ni idea de lo que estaban fichando es demasiado.
Lógicamente, el caso de Milovanovic no es único: aquí sigue, con contrato, el gran Arvin Appiah, del que se dijo que se lo habíamos arrebatado al ManU, tras pagar ocho kilos de billetes del ala, para que demostrara no tener sitio ni siquiera en el equipo B. El caso es muy parecido al de Marko, del que he tenido que leer en estos días que “nadie duda de su capacidad”. Y ahí no, ¿eh? ¡Ahí no, querido amigo! Porque uno podrá decir todas las ‘gilipolluás’ que quiera, pero arrogarse la opinión de todo el mundo y meternos a todos en el mismo saco de quienes nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino, no.
Marko debe ser un chico estupendo. De verdad que tiene pinta de serlo. Y además, por lo que sé, es un buen profesional, un tipo que se esfuerza y que trata de mejorar en la medida de sus posibilidades. Pero Milovanovic ni es ni va a ser nunca un jugador de fútbol de Segunda o de Primera División, por la misma razón que yo no he conseguido ser parte de un equipo campeón de la NBA, a pesar de que conozco a muy pocos que tengan mi capacidad de trabajo, mi nivel de sacrificio y mi ilusión por haber jugado al baloncesto. Porque esto del deporte es una cosa y la magia es otra… por mucho que nos pongamos delante del teclado como si andáramos hasta la bola de eso mismo con lo que suele andar liado ‘el otro’. ¿Tú me entiendes, verdad? Pues eso…
