VÍDEO BLOG #Minuto92: Hoy por hoy, lo mejor del Almería es su afición, por Víctor J. Hernández Bru.
Sinceramente, algo bueno han tenido estos cinco años de la ‘era Turki Al Sheikh’ en la UD Almería. Entre mentiras, fracasos, despilfarro económico, atentados contra libertades reconocidas en España y bastantes ridículos, desde anunciar que se le quita un jugador al Mánchester que costó ocho millones y que luego no juega ni en Tercera hasta estar toda una temporada colista y quedar cerca de ser el peor de la historia con la segunda mayor inversión de Primera División, hay algo que me parece que les ha salido bien, aunque evidentemente no estén siendo capaces de sacarle partido.
Me refiero a la afición. Y no, no es que diga que la masa social que ahora mismo se percibe entorno al club sea una obra de sus actuales dirigentes, puesto que antes de su llegada ya había una base sólida que podríamos cifrar alrededor de los 5.000 ó 6.000 seguidores, de ésos que estaban dispuestos a estar al lado del equipo estuviera luchando por no bajar a Segunda B o con cierta comodidad en Primera.
Pero hay que reconocer que esa masa se ha elevado, se ha incrementado, no mucho, la verdad, pero sí en algunos miles de incondicionales. Ahora hay que ver cómo evoluciona la campaña de abonos, pero nada más que con el hecho de que el propio club se fije como objetivo alcanzar los 10.000 abonados en Segunda, después de haber bajado, de haber hecho el ridículo en Primera, de no haber cumplido su palabra en la segunda fase de la remodelación del estadio y de que nadie sepa nada de la ciudad deportiva, desde luego es una meta ambiciosa.
¿Y qué es lo que han hecho el Almería y sus dirigentes para conseguir ese incremento, que habrá que ver si se cifra en 2.000, 3.000, 4.000 o los que sean, como base sólida y con respecto a la etapa de Alfonso García? Pues tampoco gran cosa: unos coches regalados el primer año, mucha pasta invertida, muy mal invertida pero invertida al fin y al cabo; y un ascenso, bien es cierto que a la tercera pese a ser el que más gastó desde el primer año, pero ascenso al fin y al cabo.
Ya puede verse, de manera evidente, que la gestión ha sido nefasta, pero respaldada con mucho dinero y eso, entre los coches, el dinero ‘mal invertido’ en fichajes y el ascenso, se ha traducido en lo que tiene pinta de ser una cierta elevación en el nivel de seguimiento, de incondicionales, de lo que se considera masa social, no inquebrantable, porque habría que ver qué ocurre por ejemplo si se baja a Primera RFEF, pero sí bastante sólida.
Ahora lo único que hace falta es que los dirigentes no sigan dinamitando ese pequeño logro, con sus mentiras, sus faltas de compromiso, sus atentados contra las libertades y su falta de conocimiento del terreno que pisan y del oficio que desempeñan. Con un poquito de esfuerzo, compromiso e inteligencia, incluso esa base se puede ensanchar bastante más.
