Andamos los padres de criaturas estos días en ese trance emocionante de recoger las notas de nuestros retoños. Tengo que confesaros que después de echar una primera ojeada a las calificaciones de mi único heredero me dio por pensar en el alumno Mohamed El Assy.
Dando una vuelta por el centro educativo me imaginé que cualquiera de los buenos docentes con los que contamos en Almería seguramente mandaría al CEO egipcio a repetir casi todas las asignaturas en septiembre, posiblemente recomendaría a sus padres que le comprasen las ediciones completas de Vacaciones Santillana y le mostrarían su preocupación porque llega con cara de sueño a clase y no atiende lo suficiente tras llevar cinco años pasando por los pelos de curso o directamente repitiendo.
Cinco años han pasado ya desde que aquel tórrido 2 de agosto desembarcó Turki Al Sheikh en Almería y estamos a las puertas de un nuevo curso sin que, por más que le duela al pésimo estudiante El Assy, se haya mejorado en casi ningún aspecto. Lo principal, lo deportivo, pese a que en su última comparecencia ante los medios asegurase que antes de su llegada «casi no había club».
Entendiendo que el fuerte olor a fracaso le perjudica en sus valoraciones, le voy a recordar al dirigente rojiblanco algunos temas irrebatibles. Con García Gabarrón al frente, la UDA consiguió su mejor clasificación histórica en Primera División, también su estancia más larga en la máxima categoría, cuatro temporadas, y su peor ciclo fue de dos campañas, igualando a los registros de la actual propiedad que, eso sí, se ha dejado muchos más millones de euros por el camino antes de volver a dar de bruces con la Segunda División.
No es el único motivo por el que cualquier profesor pondría a El Assy todo el verano mirando de cara a la pared y con los brazos extendidos con una enciclopedia en cada uno de ellos. La reforma del estadio se ha quedado en un vulgar lavado de cara que, además, se ha llevado por delante las gradas supletorias. Los terrenos de la ciudad deportiva siguen durmiendo el sueño de los justos y el anuncio de un proyecto en 3D se ha convertido en una milonga más de cuantas el CEO ha venido regalando durante este lustro. En definitiva, los cates y los ‘necesita mejorar’ se acumulan en las notas de El Assy que solo aprueba con notable alto en la asignatura de comprar voluntades con dinero de otros, aunque tal y como está el panorama también tendrá que esforzarse algo más en esta materia el próximo curso porque el desastre en el que vive la UDA hace cada vez es más complicado blanquear la realidad a cambio de un abono, un sandwich en la zona VIP o dos cuba libres bien agitados.
